Perros que duermen, de Juan Madrid

432 páginas
Editado por Alianza Editorial
Madrid, 2011. Juan Delforo, periodista y escritor, hijo de padres republicanos y con un pasado de militancia en la lucha antifascista, acude a un chalet de El Viso para recoger el legado de un hombre que no conoce y que acaba de morir. Se trata de Dimas Prado, un comisario, viejo falangista, que se relacionó en el pasado con los padres de Delforo y ha ejercido de protector en la sombra del joven disidente. 
Burgos, 1938. Dimas Prado es encargado de la investigación del espeluznante asesinato de una jovencísima prostituta a manos de un jerarca del bando nacional. La investigación, que tendrá por objeto borrar cualquier rastro del crimen, permitirá relanzar la carrera policial de Dimas Prado, que cuenta con la ayuda del siempre fiel Guillermo Borsa. 
Málaga, 1945. El padre del protagonista, Juan Delforo, militar republicano que luchó en la Defensa de Madrid, es detenido y condenado a muerte. Dimas Prado intercede por él a cambio de una información fundamental para su futura carrera política y le permite un encuentro con su mujer, Carmen Muñoz, a la que le unían lazos nunca revelados. 
¿Por qué el viejo comisario quiso como última voluntad que Juan Delforo heredara su historia? 
¿Puede un novelista contarlo todo? 
¿Qué verdades se esconden tras las lealtades ocultas de estos personajes?

No sé qué me impulsó a seleccionar esta novela en la Masa crítica de Babelino, porque no había leído nada de este autor y ni siquiera lo conocía. Quizá fue su maravillosa portada, que evoca un Madrid de otra época, un invierno nevado y duro, un misterio que el tiempo se llevó y un aire de película de detectives de los años 60. Luego, una vez que me llegó el libro a casa, me puse a investigar sobre Juan Madrid y me dejó impactada porque es el autor de Días contados, una película que todavía recuerdo, sobre todo ese final... increíble.

No tanto por la manera en la que está escrita, que reconozco que me gusta, con el punto justo de descripción y de narración, construyendo perfectamente al personaje aunque sea solo a través de sus actos, pero me ha costado un poco más de lo que me esperaba y la lectura no ha ido tan rodada como me hubiera gustado

A medio camino entre novela histórica con tintes bélicos y novela negra, me ha gustado el planteamiento y el desarrollo, a pesar de que, debido en parte a mi desconocimiento de la Guerra Civil, he podido perderme mientras leía los recuerdos de un testigo activo de momentos tan importantes, tan reales y tan mundanos de nuestra historia reciente. Convencida estoy de que esto es más por apreciación personal que por que el autor haya sido exagerado en sus narraciones; en realidad, creo que ha sido todo lo contrario y que alguien más entendido en este período negro de España podrá valorar mejor que yo el juego y el trabajo realizado a través de estos personajes ficticios y todo lo que ocurrió.

La parte que mezcla intriga con la violencia necesaria para tachar el texto de novela negra es la que más me ha gustado, la que más he disfrutado sobre todo en las últimas páginas del texto, con esa manera tan peculiar de explicarnos muchas cosas, lo justo para que no nos quedemos con las ganas de averiguar.

Temporalmente en el texto tenemos historia en el 2011, en 1936 (con algún recuerdo de años anteriores) y 1948, con ciudades como Madrid, Burgos, Málaga y Talavera de la Reina. Podríamos hablar de novela coral porque personajes hay varios, aunque realmente tendríamos dos principales, Juan Delforo, republicano que luchó en la Guerra Civil y fue apresado al terminar ésta y durante su encarcelamiento escribió un diario hablando de su historia desde que todo el conflicto comenzó, trayendo también presente, su presente, en la cárcel, y Dimas Prado, falangista que tras su muerte le deja su propia historia al hijo de Juan Delforo. Todo ello girando alrededor de un crimen (o crímenes) que guarda muchos secretos.

Lo más fascinante de la historia ha sido cómo el autor consigue aunar ficción y realidad, cómo nos transmite que debió ser ese comienzo de la Guerra Civil en Madrid, en julio del 36, y cómo se sintieron los que lucharon contra ese alzamiento. Además, he conseguido entender, así que ese homenaje que el autor nos explica al final de la novela, en los agradecimientos, está más que justificado.

Mención especial a los personajes secundarios de la historia y a una de las frases finales "La oportunidad histórica de la República. Había millones de historias privadas tan impresionantes como la de sus padres. Todavía no se habían contado esas historias"; y también a ese maravilloso título que parece que no dice nada y realmente lo dice todo


#novelanegra #haymuchashistoriasquecontar
#consecuencias #secretos #jugarconlavoluntaddelaspersonas
#avecesloimportanteessobrevivir
#lavida
#unaguerraquedestrozavidas
#laguerratruncónuestravida
#asesinato #muerte #intriga
#violencia




Comentarios

  1. ¡Hola! Me alegro de que al final te haya gustado, aunque te haya costado un poco leerla.

    Un beso

    ResponderEliminar
  2. Hola, Carmen. Apenas leo la reseña por estar leyendo la novela actualmente. Me alegra coincidir de nuevo en lecturas.

    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Otra vez coincidimos... jajajaja... estaré pendiente de tu publicación cuando la hagas
      Un abrazo

      Eliminar

Publicar un comentario

Unlimited

Entradas populares de este blog

Me olvidé de mí

Piso para dos, de Beth O'Leary

¿A quién teme el diablo?, de Pablo Palazuelo

La solterona, de Jana Westwood #PremioLiterario2018

Sólo mía, de Elizabeth Lowell (Only #2)

El diablo también se enamora, de Eleanor Rigby

Tan cerca del horizonte, de Jessica Koch

El último día de mi vida, de David Orange #PremioLiterario2018

El hombre fetichista, de Mimmi Kass #retoíntimo

El señor de la guerra, de Elizabeth Elliott