La librería del señor Livingstone, de Mónica Gutiérrez

180 páginas
Autopublicado
Agnes Marti es una arqueóloga en paro que se ha mudado a Londres en busca de una oportunidad laboral. Una tarde, desanimada y triste por su poco éxito profesional, tropieza en el corazón del barrio del Temple con el pomo de una puerta en forma de pluma, el sonido de unas lúgubres campanillas y el hermoso rótulo azul de Moonlight Books. La librería, regentada con encantador ceño fruncido por Edward Livingstone, debe su nombre a un espectacular techo de cristal que permite contemplar la luna y las estrellas en las noches despejadas. Intrigada por la personalidad y el sentido del humor del señor Livingstone, Agnes decide aceptar la oferta de convertirse en ayudante del librero mientras continúa su búsqueda de trabajo. El té de la tarde en el rincón de los románticos, las visitas de Mr. Magoo, las conversaciones con la bella editora de Edward, las cenas junto a la chimenea del Darkness and Shadow y la buena lectura convencerán a Agnes de que la felicidad está en los pequeños detalles cotidianos. Pero aunque Moonlight Books podría parecer un oasis de paz en el acelerado Londres, las extrañas campanillas de su puerta daran paso a los sucesos más inesperados: una noche de tormenta, el inspector John Lockwood...

Hay libros que son todo un regalo para nuestros sentidos, tanto por la historia que amablemente nos muestran como por la manera que tienen de permitirnos ser partícipes de la vida de ciertos personajes durante un tiempo. Esto ha sido para mí La librería del señor Livingstone. Sabía que me iba a gustar. Las opiniones que había leído por ahí, por venir de quien venían, no hacían más que decirme que ya estaba tardando mucho en leer, y no se equivocaban. 

Por si no te apetece leerte la sinopsis que la novela nos trae, te diré que tienes una maravillosa librería, con olor a antiguo y a cariño, desde donde se ven las estrellas, regentada por un inglés, muy inglés, y muy amante de los libros, enamorado de una editora tan inglesa como él, y un corazón enorme aunque trate de no mostrarlo. Tienes una chica española, perdida, que acaba trabajando allí para encontrarse entre libros, personas y sorpresas.

"Como buen librero, su Mundo era su librería; su Estado, la lectura; y su Constitución, el índice alfabético de títulos y autores que había informatizado hacía unos años pese a que era capaz de encontrar de memoria cualquier ejemplar que el cliente le solicitase, incluso en el peor de sus días"

Ha sido todo un placer lector conocer ese rincón romántico de Moonlight Books, donde saboreaba mi té inglés mientras les veía pasar a uno y a otro, y les escuchaba y aprendía a través de sus palabras. No me extraña que la autora diga que esta novela es un homenaje a sus libros y escritores favoritos. Eso sí, Mónica, has conseguido que me dé cuenta de lo poco que sé de literatura, de lo ignorante que soy y de las ganas tremendas que tengo de remediarlo.

No hace falta decir que el mimo con el que está escrito traspasa las palabras para llegar a tus oídos, en silencio, a través de tus ojos, y se queda ahí, a modo de caricia. Es una novela de personajes tiernos, situaciones incluso cómicas llenas de humor inglés ;), y de amor en diferentes vertientes y entre diferentes personas. Nadie se escapa de rodearse de lectura porque en ella se encuentran las respuestas, las busques o no, y la simpleza de las cosas.

Se nota que la autora conoce esa manera tan inglesa de ser que nos fascina a los foráneos, maneja las palabras a su antojo y disfruta haciendo personajes sencillos y felices en esa simpleza, pero sin llegar a ser banales. Comparte con nosotros una taza de té, porque con té todo se digiere mejor, y nos muestra la belleza de las pequeñas cosas.

Es una novela muy feel-good que acaba dándote más de lo que esperas y que pienso guardar en mi librería pero no muy lejos porque me encantará volver a Edward, Siboine, Agnes, Marc, la señora Drede, Jasmine, John y alguno de los que les acompañan. Además, no solo te acerca la literatura inglesa del XIX y mediados del XX, también te muestra una parte del Londres más romántico, más victoriano y más apetecible.

Creo que no lo he dicho hasta ahora, pero esta novela está dentro de lo que llaman metaliteratura. Es un género que convierte a la literatura en el motivo real de la novela, y a través de ella se refleja ese amor por los libros. Es como libros hablando de libros, entre otras cosas. Aunque para mí no hay formato favorito a la hora de leer, os recomiendo que no lo penséis y leáis en papel porque está tan dentro de la librería que hacerlo en digital casi es un sacrilegio.

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