La hija del coronel, de Martín Casariego


316 páginas
Edición publicada por Círculo de lectores 
A finales de los años sesenta, José -un joven campesino consciente de que su pobreza y su clase social lo relegan a una vida triste y miserable- decide enrolarse en la Legión. En Melilla se enamorará apasionadamente de María, la hija del coronel, pero esta relación no sólo le enfrentará con el padre y los restantes pretendientes de la muchacha, sino que le obligará a huir de su propia identidad, precipitándose por un peligroso camino de mentiras y asechanzas. 


Una tarde mirando en las estanterías de casa de mi madre me llevó a comenzar esta novela, todavía no sé con qué propósito. Es verdad que en un principio pensé que estaba más cerca de la historia del mismo nombre sobre la cual se hizo una película hace ya unos años, pero no podía estar más equivocada, porque lo que he leído está más cerca de un texto cruel, directo, real, extremadamente violento tanto verbalmente como por los actos que describe, y todo alrededor de una intriga situada en Melilla, a finales de los años sesenta, en el cuartel de la Legión. 

La hija del coronel, María es su nombre, es el desencadenante de todo lo que ocurre con José desde que la desea casi más como acto de rabia social que como deseo carnal, hasta el final de la novela, que prácticamente nos lo cuenta el autor en el primer capítulo con una escena que marcará nuestra curiosidad lectora por saber cómo llegamos hasta allí y con qué personajes. Quizá éste sea uno de los mejores valores de la historia, la intriga que consigue en nosotros. 

José es el hijo de unos jornaleros que crece junto a Julio, el hijo de los dueños de la Hacienda en la que trabajan sus padres. Debido a un desengaño amoroso huye a la legión, buscando un lugar, resarcirse de su origen. Desde el engaño, él afronta su nueva situación. Eso le lleva a encontrarse con María, y todo se desencadena. 

Otro de los méritos que podemos reconocer en esta historia es la visión que nos ofrece del cuartel de la Legión en Melilla, a finales de los años 60, en la que las diferencias sociales seguían existiendo, pero la que el pasado, fuera el fuera, de sus miembros no era importante porque todos estaban unidos como en una hermandad, para bien o para mal. Abuso de poder, violencia, castigos, sexo, drogas, muerte... todo esto se une en este texto junto con amor, un amor extraño, diferente, violento incluso, y del que no sabemos si es cierto, engañoso, mentira o verdad. 


Víctimas y verdugos se mezclan hasta crear una trama de castigo, miedo, amor, descubrimiento y, en cierta manera, un final incierto e impredecible. Además, nos muestra un ejército al límite, que bebe de la herencia de una guerra pasada, de una dictadura castrense y de los recuerdos de lo que pasó. 

Creo que hacía tiempo que una lectura no me descolocaba tanto. No he llegado a conectar con José a pesar de que está bien construido. No sabía si despreciarle, comprenderle, odiarle o amarle. Todo está lleno de contradicciones, como la vida, y eso sí lo acepto, pero el viaje que hace él desde su yo inicial hasta la comprensión de sí mismo me ha tenido algo perdida. Curiosamente, la parte que más me ha enganchado es el momento en el que la historia se vuelve más rápida, más violenta, más cruda y directa. La violencia extrema de parte de la narración coincidía con la fuerza de los hechos contados y eso lo he agradecido, aunque, por alguna razón, no ha llegado a gustarme como debería. 



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Comentarios

  1. A mí así a bote pronto se me antoja demasiado dura, no sé si tengo el cuerpo para una lectura de ese tipo, aunque por otro lado ha despertado mi curiosidad....
    Besos.

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