El segundo de antes, de Cristina Bou #PremioLiterarioAmazon2020

septiembre 28, 2020

“El segundo de antes” es una historia sobre venganza, decisiones fatales y supervivencia, donde dos generaciones de la misma familia entrelazan sus destinos para enseñarnos que, en cuestión de un segundo que pasa desapercibido, un segundo del que no somos conscientes, nuestra vida puede cambiar. Para siempre.

Max lleva una vida tranquila en Valencia. Trabaja en la tienda de bicicletas familiar, tiene a su novia y a sus amigos. Todo esto cambiará una tarde lluviosa en la que sufre un terrible accidente. Max intentará dejar atrás este suceso y recomponer su vida en Bejís, el pueblo de sus abuelos, pero el lugar no resultará tan pacífico como pareciera. Un misterioso cuchillo con la inscripción “Donde las dan las toman” le hará preguntarse: ¿Qué es lo que le pudo ocurrir a su abuelo, Maximiliano Durán, en 1957?

Las redes sociales te permiten tener acceso a lecturas que de otra manera no conocerías. Un mensaje en el perfil de instagram del Club de lectura de romántica de Valencia me puso en contacto con Cristina Bou y su primera novela, Mar de invierno en Cadaqués, una historia muy recomendable sobre la importancia de creer de nuevo en nosotros y en nuestro futuro, a pesar de todo el dolor que arrastremos. Os he puesto el enlace a mi opinión por si tenéis curiosidad.

El segundo de antes es su segunda novela. Además, participa en el Premio Literario Amazon. La leí hace ya varias semanas, pero no había tenido tiempo de ponerme a escribir mi opinión. Si os gustan las cosas directas: me ha gustado mucho y creo que es una novela que merece la pena leer. Ya podéis ahorraros el resto de esta publicación si no os apetece seguir con lo que viene ahora.

Yendo un poco más allá de la simple frase, puedo decir que lo que me parecía una novela sin pretensiones, aunque no por ello menos interesante y recomendable, donde se cuenta una historia, que al comienzo parecen varias, de decisiones que marcan el camino por el que te va a llevar la vida, acaba cobrando mucha más fuerza. La ciudad de Valencia, Bejís, en Castellón, y dos generaciones distintas separadas por varios años y unidas por la propia historia.

Pero la vida es una gata traicionera. Le encanta oír los planes de la gente para poder hacer los harapos de solo un arañazo. Desteje y lee lo que trazamos en nuestra mente con un aleteo de pestañas, con un soplido de su boca sátira, con un golpe de su puño. Con hielo, con estruendo, con saña

Comienza el libro con un texto de la propia autora en el que comparte cuál fue la chispa que le hizo construir toda esta historia y sus personajes. Quizá, sin saber exactamente por qué, esto convirtió lo que iba a leer en algo real a la vez que ficticio, lo que favoreció mi atención y comprensión. Pensar en ese cuchillo, en esa pared, con esa inscripción, me hizo plantearme muchas cosas, y, a partir de ese momento, empecé mi lectura.

A partir de aquí, acompañé a Max en su camino por recuperarse, por dejar atrás sus fantasmas o por enfrentarse a ellos; también acompañé a su abuelo en su juventud, en Bejís, en el pueblo, cuando suspiraba por la hija del panadero y por llamar su atención.

Uno nunca se acuerda de sus abuelos, y aunque se acuerde no sabe casi nada de lo interesante.

La fuerza de la historia está, en un principio, en Max y en su abuelo Maximiliano. Ambos dan luz a la trama, mucho más que Cayetana o que Micaela.

No era su orgullo, ni sus fingidos desaires. Podía manejar todo eso. No, era algo más. Algo que se le aposentada en el pecho cada vez que ella le sonreía, algo que hacía que no pudiera dejar de recorrer la curva de su cuello, haz lo que le robaba el aliento como después de recorrer diez kilómetros en su bicicleta.

Hay un capítulo en concreto, el treinta y uno, que a la autora le ha debido resultar muy complicado escribir porque implica mucho, es duro, es triste, es impactante, y todo eso a pesar de que muestra un desenlace conocido prácticamente desde el principio del texto, que no le resta intensidad. A mí me ha costado leerlo, al menos.

Aparte del hecho de que la vida te puede cambiar en un segundo, el tiempo que tardas en tomar la decisión de qué hacer, está la reacción de las personas ante una situación límite, el cómo nos enfrentamos a lo que nos rodea y el efecto que tiene en nosotros. Además, no hay que olvidar lo que ponía en el cuchillo: «donde las dan las toman».

—No me gusta el otoño. bueno, lo que de verdad no me gusta es el invierno, y el otoño es la mala noticia anunciada con tiempo.

Avanzaba en los dos hilos temporales, es decir, con Max y con Maximiliano, nieto y abuelo, cada uno en su momento, cada uno camino de su tragedia, o viniendo de ella, según se mire, y todo sin que la autora me dejase juzgar a los personajes y sus decisiones. Extrañamente, me he llegado más a cuestionar a mí misma, pensando en lo que yo hubiera hecho, en cómo hubiera yo reaccionado y cuál hubiera sido mi siguiente paso. No sé si esto le ha ocurrido a algún otro lector, o a la misma autora, pero yo lo he vivido de esa manera.

Y, al final, ese giro, extraño, fuerte, seco, directo, con un interesante matiz, diferente a lo que yo me esperaba; muy diferente.

Una novela compleja, dentro de su sencillez argumental, por sus personajes y la relación entre ellos. Hay un buen trabajo con el fondo de la historia, con la documentación y con ese camino que traza y por el que discurren todos los protagonistas. No es una historia que intente arreglar el mundo; simplemente, te cuenta qué pasó.

He leído en alguna opinión que esta novela es mejor que la anterior. Puede ser. Es verdad que me ha resultado más acabada, más pulida, más lógica, pero no sé si ha sido porque es realmente mejor. Sinceramente, es indiferente. Es una buena novela, con una historia a veces esperanzadora y a veces triste sobre un instante que lo cambia todo, o dos instantes, o más instantes, ya que la vida está llena de ellos.

Apuntad el título y a la autora. Ha sido otra de las buenas lecturas de este #PremioLiterarioAmazon.