El emperador destronado, de David Barbaree

560 páginas

Publicado por Roca Editorial

El emperador Nerón se encuentra recluido en su habitación con varias heridas. Está siendo interrogado por unos soldados que beben y se preguntan qué hacer con él. Nerón ha sido derrocado del poder y dado por muerto por sus antiguos súbditos. Once años después ―y mientras otros hombres fingen ser Nerón (aquellos «falsos Nerones» que aparecen en varios anales históricos de la época) ― él regresa a Roma en compañía de un joven esclavo llamado Marco.

Varios expertos en historia de la Antigua Roma aseguran que Nerón fue un emperador «bárbaro» y sumamente violento. El emperador destronado desafía estas presunciones históricas. La novela relata la historia desde el punto de vista del propio emperador Nerón y de su sirviente Marco. El lector se cuestionará si Nerón fue injustamente condenado por los historiadores y seguirá todos los acontecimientos: desde su caída hasta su resurrección y regreso a Roma.

Es una novela histórica, cuya fuerza radica en Nerón, por el personaje que es y lo que significa, pero sobre todo en lo demás: en la intriga, en la traición, en la investigación, en la angustia de los hechos y en esa manera tan particular de narrar en primera persona y presente, con varios personajes centrales, y a dos tiempos, en el año 68 d. C. y once años más tarde. Magnífico trabajo. Sorprende saber que es una primera novela y que el autor no es historiador sino abogado (en los agradecimientos lo cuenta).

Cuando comienzo una lectura con personajes reales me gusta tener pinceladas sobre su vida porque si no tengo la sensación de que me estoy perdiendo algo, de que ciertos matices que forman parte del trabajo del escritor los estoy obviando por desconocer la parte real de todo lo que está contando y no saber distinguir entre la mera historia y su imaginación. Puede que al hacer esto descubra lo que va a ocurrir o hacia donde me lleva todo (que no es el caso con esta novela), pero considero que es la manera más adecuada de disfrutar de una lectura de este tipo, tal y como han querido mostrármela. Así que me puse a buscar la información sobre Nerón y la dinastía Julio-Claudia y sobre Tito y la dinastía Flavia. Busqué solo datos básicos (dónde, cuándo, quién), los suficientes para entender, nada más. Según los libros de historia, aunque existen voces que opinan que no fue así, Nerón murió (o se suicidó, mandando que le mataran) en junio del año 68 d. C. (justo cuando empieza esta novela), y tras él Roma entró en varias guerras civiles, con sucesivos emperadores. Vespasiano fue emperador desde el año 69 hasta el año 79 (segunda época marcada en el libro), y su hijo Tito era el prefecto de la guardia pretoriana, vamos, los que mandaban y dirigían todo (eran como guardaespaldas del césar). Tras la muerte de Vespasiano, Tito fue  nombrado emperador. Bajo el mando de ambos se construyó lo que hoy conocemos como Coliseo Romano.

No os voy a aburrir con más datos, pero los nombro porque para mí fueron necesarios para adentrarme en la lectura de esta novela. Una vez sabemos en el momento en el que nos movemos, ya dejamos libre nuestra mente para disfrutar de este thriller que nos muestra una conspiración alrededor del césar y nos plasma, a través de los hechos que cuenta más que de las descripciones, que brillan por su ausencia, la forma de vivir de la Antigua Roma; sus valores, sus costumbres, su manera de enfrentarse al día a día, sus esclavos, sus libertos, sus ciudadanos, sus guerras, sus conquistas, Hispania, Galia... es un trabajo magnífico de documentación y de construcción de una historia que te atrapa y consigue que te acostumbres a visualizar toda la trama a través de esos cinco personajes: Nerón, Marco, Tito, Domitila y Caleno; o lo que es lo mismo: un emperador mutilado, un esclavo convertido en hijo de liberto, un prefecto hijo de emperador, una hija de emperador y un ex centurión. 

Está dividido en capítulos cortos, cuyo título es el nombre del personaje al que corresponde el capítulo (ya he dicho que está escrita en primera persona y presente) y en el que se indica también el día y la hora a la manera romana de marcarse. Esto facilita enormemente la lectura y la comprensión. Y a partir de ahí, de una manera muy dinámica, va dibujando la trama, en la que se va alternando entre su comienzo en junio del año 68 d.C. y su final en el año 79 d.C. 

Me encantaría contaros más sobre cada uno de ellos, que casi se merecen una historia propia, y que en cierta manera la tienen, pero sería desvelar demasiado de una historia que merece la pena ser leída lentamente. Sí puedo deciros que para mí el autor consigue que les entendamos, que comprendamos por qué hacen lo que hacen y el porqué de sus consecuencias. 

Es una novela muy directa, muy clara, de fácil lectura y comprensión y de un alto nivel narrativo por lo que consigue transmitir. Pensad que no pierde tiempo en describir pero mientras la lees eres capaz de visualizar el lugar, el momento y los personajes, y todo ello sin salirnos del eje central de la historia que es la venganza, rodeada de intriga, secretos e investigación. Para mí ha sido un gran descubrimiento lector y entra a formar parte de mis mejores lecturas del año, sin duda.

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