Las mujeres de Winchester, de Tracy Chevalier
Título original: A Single Thread
Colección: Nefelibata
ISBN: 9788417761516
Encuadernación: Rústica con solapas
Formato: 14x21,5
Colección: Nefelibata
ISBN: 9788417761516
Encuadernación: Rústica con solapas
Formato: 14x21,5
Páginas: 400
Fecha de publicación: 16 de marzo de 2020
UNA HISTORIA SOBRE LA AMISTAD, EL AMOR Y LA OSADÍA DE UNA MUJER QUE TEJE SU DESTINO.
La joven Violet Speedwell parece inexorablemente destinada a una existencia como mujer soltera. La Gran Guerra le ha arrebatado a su prometido, como a otras mujeres que, con los soldados, han visto partir su posibilidad de contraer matrimonio. Solo tiene una salida: ahorrar lo suficiente para dejar la casa familiar y establecerse por su cuenta. Pronto llega a Winchester, una ciudad del sur de Inglaterra donde encuentra trabajo como mecanógrafa y el amparo de un grupo de mujeres: la comunidad de bordadoras de la catedral. Junto a ellas aprende que aunque la vida es efímera, los tejidos que crea con sus propias manos perduran y que, a veces, una sola hebra es suficiente para cambiar la trama de una vida. Tracy Chevalier regresa con la historia apasionante y atemporal de una mujer en busca de libertad en la Inglaterra de los años treinta.
Creo que como muchos lectores, disfruté muchísimo de La joven de la perla, lo que me animó a comprarme algunos de sus libros de segunda mano (El maestro de la inocencia, El azul de la Virgen) además de ganar La voz de los árboles en un sorteo en facebook. La falta de tiempo es la culpable de que todavía no haya leído ninguno de ellos. Cuando Laky, del blog Libros que hay que leer, organizó el sorteo/lectura conjunta de la última novela de esta autora no dudé en apuntarme, y fui una de las ganadoras.
Os he puesto el título original de esta novela, The single thread (el único hilo), porque me parece que se acerca más a la historia. Single es una palabra que se utiliza para el término único, pero también para soltero, o soltera, de ahí que el título The single thread tenga relación con ese hilo suelto o soltero que parece que no encaja. En los años 30, y anteriores, el matrimonio era el destino lógico de las mujeres jóvenes, de quienes, si bien accedían a determinados trabajos, se esperaba que viviesen con sus padres y los cuidasen si no conseguían casarse. No solo era una presión social sino también personal. Tras la I Guerra Mundial había casi 2 millones de mujeres solteras en Inglaterra y Gales debido a todos los soldados muertos y desaparecidos. Eran las llamadas mujeres excedente o sobrante.
Cada pérdida hundió a Violet en un pozo oscuro, un vacío que se abrió en su interior y ante el cual se sintió indefensa, sumida en la desesperación. Su hermano se había ido, su prometido se había ido, Dios se había ido. El agujero tardó mucho tiempo en cerrarse, si es que llegó a cerrarse realmente.
La sombra de duda que le recorrió el rostro hizo sospechar a Violet que no era así, y lo sintió por ella. «La incertidumbre de una solterona —pensó—. Siempre está ahí, subrayando todo lo que hacemos».
Nuestra protagonista, la joven y soltera de 38 años Violet Speedwell, trabaja en Winchester como mecanógrafa desde hace varios meses cuando dejó la casa materna en Southampton, intentando buscar el sentido de su vida. Su hermano mayor y su novio murieron en la Gran Guerra, de quienes solo le queda el recuerdo, lo que la dejó destrozada, al igual que a su familia. Se siente una mujer olvidada, demasiado mayor para casarse y tener hijos; una mujer sobrante. Aun así, Violet sorprende desde el principio porque, aunque parezca apocada y tranquila, es una mujer curiosa, inteligente, necesitada, valiente y solitaria. La historia se sitúa en 1932.
La vida se reducía entonces a una hilera de puntadas azules que formaban una larga trenza que recorría la tela de cáñamo o un estallido rojo que se convertía en una flor.
Desde que tomó la decisión de coger las riendas de su propia vida, vive sola, se siente sola, trabaja y no tiene a nadie más, únicamente las visitas que hace semanalmente a su incómoda y desagradable madre y a la familia de su hermano pequeño. Así es como comienza esta historia, narrada desde el punto de vista de Violet pero en tercera persona, aportando distancia sobre lo que nos cuenta y acercándonos a ella, y a sus sentimientos.
¿Sabe, señorita Speedwell?, coser puede ser muy terapéutico cuando se ha sufrido un trauma. Los colores vivos y la repetición de simples puntadas tenían un efecto calmante en los hombres. El hecho de crear una cosa hermosa hacía maravillas con sus nervios. Me quedé muy satisfecha con los resultados.
Puede que sean solo sensaciones mías pero he leído el libro, o al menos una gran parte de él, con algo de pena, como si la autora buscara ese sentimiento en el texto, como si impregnara todo de tristeza, aunque el tono usado no fuese ese. He sentido rabia y dolor por Violet y lo sola que se estaba, con esa manera que tiene de interiorizar su silencio. Creo que es fácil acercarse a ella y entender por qué hace las cosas que hace.
—No es fácil ser mujer y estar sola —le explicó Violet—. Nadie lo espera, aunque somos muchas. Somos las «mujeres sobrantes». No debería resultar sorprendente ver a una mujer pasear por el campo o tomarse un té en un pub.
No solo tendremos a Violet, también veremos la búsqueda de una chica por vivir como quiere, el amor de un hombre que está atado a su pasado y su presente, cómo cambia la escala de valores por casarse o por tener un hijo, la importancia de dejar una huella que perdure más allá de nosotros, quizá por ese sentimiento de vida fugaz tras la I Guerra Mundial, el dolor de las miradas, el miedo, la búsqueda, los recuerdos y el apoyo del grupo que comparte momentos.
Es como si fuera una pequeña historia de toda la fuerza que hay en una mujer de 38 años que se siente sobrante porque no es madre, no está casada y la guerra truncó toda su vida. Digo pequeña pero no insignificante, ya que, tal cual la construye Chevalier, consigue que vaya creciendo a medida que avanzamos. Quizá esa estructura temporal que a veces parece que avanza con lentitud sea la que nos lleve a tener la sensación de que subimos una cuesta, algo perdidos por el fin de esta historia. Evidentemente, sí que hay un planteamiento, un nudo y un desenlace, pero ese desenlace está algo difuso hasta casi las últimas páginas, en las que entendemos el camino que ha recorrido Violet, y nosotros con ella, y la fuerza que ha conseguido encontrar dentro de sí misma para seguir adelante. Decisiones, eso es lo importante, porque las cosas no suelen ser como nos gustaría que fueran; además de sentimientos, porque la autora consigue que los sentimientos acaben ganando terreno a los hechos.
Me ha parecido una historia más sencilla de lo que pensaba y más intimista de lo que me esperaba. Creo que en eso radica su belleza, la comprensión de ella y de todos sus anhelos, que no lamentos, por lo que vivió, por lo que podría haber vivido, y por aquello que quiere vivir. Todo está escrito de una forma natural, simpática, con bastante componente íntimo. No llega a ser narrativamente muy intensa. Toda la intensidad de los sentimientos de los personajes viene dada por lo que nosotros nos imaginamos y por lo que percibimos, no tanto por las frases que utiliza para ello; eso sí, se crea una conexión entre el texto y entre tú, como lector, porque sí que acabas sintiendo en cierta manera los sentimientos de ella, de esa pérdida tan grande de su propia vida al igual que las personas que han fallecido, con el miedo que tiene a la cercanía de esa II Guerra Mundial que es inminente. No solo es encontrar su papel o propósito en la vida, sino también aceptar el paso del tiempo y el dolor de los recuerdos.
Todos necesitamos hacer cosas que nos permitan distanciarnos de nosotros mismos.
Una vez que terminé el libro me di cuenta de que era una novela de ficción histórica sin mucha complicación y, para mí, muy acertada, que muestra la belleza y sentido de una catedral que tiene cientos de años y el mundo que cobija, así como la solidez y intemporalidad que Violet necesita para seguir adelante.
El arte es duradero, la vida breve.
El título y la sinopsis me atrajeron mucho, cuando vi esta novela entre las novedades de Duomo. Tu reseña me confirma que es una lectura muy apetecible. Tomo buena nota de ella. Besos.
ResponderEliminarNo pinta mal pero por el momento lo voy a dejar pasar.
ResponderEliminarSaludos
Me gusta muchísimo Tracy Chevalier, mi novela preferida de la autora es "Las huellas de la vida" (el título original creo que era "Criaturas extraordinarias", que se ajusta mucho mejor a la novela que el que le pusieron en castellano; te lo comento porque también me parece mucho más bonito y significativo "El hilo único" que no "Las mujeres de Winchester", como bien comentas tú). A ver, a lo que iba, que me despisto: pues eso, que tengo muchas ganas de leer esta nueva novela de la autora y que me encanta lo que comentas sobre ese dar voz a las mujeres sobrantes que han sido educadas para casarse y ser madres pero que la guerra truncó toda su existencia. Me ha encantado tu reseña. Besos.
ResponderEliminarYo no conocía la novela así que gracias por hablarnos de ella.
ResponderEliminarSaludos ❤️
Coincidimos en impresiones. A mí me dejó en shock el término mujeres sobrantes. Que sabía de esa situación, claro, pero ponerlo así, en palabras y con ese término, me dejó fatal.
ResponderEliminarTambién me costó un poco adentrarme en la historia pero iba mejorando según avanzaba y el resultado final es muy satisfactorio; más aún pasados unos días desde que la terminé
Gracias por participar en la lectura conjunta
Besos
No me llama mucho la atención, pero es muy buen post guapa
ResponderEliminarMe parece curioso lo que comentas del título en inglés y, efectivamente, más acertado. A mí la autora me gusta y entiendo que a no todo el mundo, su lectura es mucho más de beber a sorbitos. La voz de los árboles me gustó mucho. Esta me la apunto.
ResponderEliminarBesos
Estoy de acuerdo contigo en lo que cuentas, aunque el principio sea un poco lenta según vas leyendo te va gustando más, sobre todo la evolución de Violet. Me ha encantado.
ResponderEliminarBesos
Pilar
Me ha gustado tu reseña, aunque yo no he terminado de conectar con Violet como tú. La autora transmite muy bien lo difícil que era ser una mujer soltera e independiente en la década de 1930, pero Violet me ha parecido muy seca, un poco borde, y bastante interesada. Y eso me ha distraído mucho de la lectura.
ResponderEliminar¡Besotes!