La mirada de la ausencia, de Ana Iturgaiz
Editor: Roca Editorial
Colección: Histórica
Idioma: Español
ISBN-10: 8417305009
ISBN-13: 978-8417305000
El 21 de febrero de 1874 el ejército carlista pone cerco a la ciudad de Bilbao. En la ciudad asediada se encuentran Javier Garay, un fotógrafo de postales eróticas, e Inés Otaola, una planchadora sin trabajo, a la que el hambre obliga a ejercer de modelo para Javier.
Sin embargo, las aspiraciones de Javier no pasan por quedarse encerrado en la ciudad sitiada sino en ejercer de reportero de guerra para los periódicos más importantes del país y conseguir el éxito que siempre ha deseado. La ocasión le llega cuando el gobierno liberal le propone la posibilidad de infiltrase tras las líneas enemigas y él la aprovecha sin dudarlo. Lo que no se imagina es que Inés lo arrastrará al campo de batalla con él.
Por su parte, Inés, que fue expulsada hace cinco años del caserío familiar junto a su abuela y su hermano, nunca imaginó que regresaría a su hogar y mucho menos sin ellos. Tampoco sospechó que el fotógrafo sería su oportunidad para huir de la ciudad destruida para volver al lugar en el que nació.
En medio de la destrucción, ambos se convierten en el refugio del otro. Sin embargo, la guerra y las sospechas de los militares conseguirán separarlos.
Me encantan las novelas con una fuerte ambientación histórica porque me muestran parte de lo que fue y sobre lo que a mí, gran ignorante en estos temas, me gusta mucho leer. Por ese motivo, siempre que cae en mis manos un libro que me acerca un momento histórico determinado, me entretengo buscando e investigando sobre él. Por si te ocurre como a mí, te diré que esta historia se sitúa justo en la considerada tercera guerra carlista, cuando en España estaba la Primera República (extremadamente corta), con Serrano dirigiendo el país, y los liberales (la fuerza del gobierno) y los carlistas (partidarios de El pretendiente como legítimo rey de España) estaban en guerra, y más concretamente durante el asedio a la ciudad de Bilbao y algunas batallas colindantes.
El siglo XIX es una época que siempre me ha intrigado. Un momento con muchos cambios pero igualmente con muchas limitaciones y grandes diferencias sociales. Una época de fuertes contrastes, de vidas anónimas, sencillas, limitadas, y de vidas creativas, luchadoras, completas y con mucho futuro. La sociedad está creciendo, en todos los aspectos, y lo hace a grandes rasgos, pero sigue manteniendo los ideales de épocas anteriores, con la familia como eje central de todo, además de la tierra, las posesiones, los pensamientos y los recuerdos.
Esta novela se centra en dos personas aparentemente solas que se encuentran en un momento complicado, no solo para ellos sino también para la ciudad, y que en cierta manera aprenden a necesitarse. Javier sobrevive en la ciudad, con un trabajo que le permite acercarse a lo que considera su futuro deseado, e Inés, el único sustento de una familia maltrecha por las circunstancias. Son distintos y, a la vez, iguales.
Esta novela se centra en dos personas aparentemente solas que se encuentran en un momento complicado, no solo para ellos sino también para la ciudad, y que en cierta manera aprenden a necesitarse. Javier sobrevive en la ciudad, con un trabajo que le permite acercarse a lo que considera su futuro deseado, e Inés, el único sustento de una familia maltrecha por las circunstancias. Son distintos y, a la vez, iguales.
La mirada de la ausencia es una novela maravillosa, con una historia que juega entre el camino que recorren sus protagonistas, obligados por la realidad que les rodea y por sus propios anhelos y descubrimientos, y la triste verdad, con sus consecuencias, que un conflicto político y bélico lleva a la vida de todos a los que afecta. Su lectura nos acerca a Bilbao en 1874, con sus ciudadanos, con los miles de inmigrantes procedentes de la pobreza del campo, con sus minas, con su industria incipiente, con sus barrios, sus calles, sus plazas, sus lugares, con esos momentos que podrían parecer instantes cotidianos pero que la guerra transforma en instantes vitales para no olvidar. Sus palabras nos hablan de un camino, una búsqueda a la desesperada, una manera de dos almas de encontrarse, ayudarse, conocerse y necesitarse. Este libro ha conseguido que sienta, con ellos y junto a ellos, y eso que la base del hilo argumental es la historia de lo que ocurrió entonces, entre unos y otros, para contarnos cómo, al final, todos son víctimas del mismo conflicto. Creo que se percibe el escenario del asedio desde dentro, en parte normalizado por una falsa tranquilidad y en parte con momentos complicados, como son los que se dan en el frente.
Ana Iturgaiz ha construido una historia de esas que merece la pena leer, disfrutando y sufriendo de cada detalle que nos narra, con la seguridad de que está bien contada, acercándose al pequeño detalle de las miles de vidas que se ven inmersas en una situación límite, como es un conflicto bélico. Cada víctima es el hijo, el hermano, el marido, el novio, el amigo de alguien, y tiene su propia historia detrás, sus propios sueños, sus propios deseos, y creo que la autora ha querido hacer un pequeño homenaje a cada uno de esos muertos anónimos, a través de su particular mirada.
Tiene lágrimas, sonrisas e, incluso, sensualidad; tiene acción, política, conflicto, vida y realidad; tiene personas comunes que se convierten en personajes; y tiene historia, con todo lo que ello implica. Por cierto, me ha encantado esa manera de cerrar la historia, esas últimas palabras (tenía que decirlo), y el significado del título: la mirada de la ausencia. Me gusta pensar en ello.
Tiene lágrimas, sonrisas e, incluso, sensualidad; tiene acción, política, conflicto, vida y realidad; tiene personas comunes que se convierten en personajes; y tiene historia, con todo lo que ello implica. Por cierto, me ha encantado esa manera de cerrar la historia, esas últimas palabras (tenía que decirlo), y el significado del título: la mirada de la ausencia. Me gusta pensar en ello.
Gracias Carmen. Me encantareir a la presentación.
ResponderEliminarVeo que tiene todo lo que un buen lector gourmet quiere para una gran historia entre sus manos: lágrimas, sonrisas, acción, Historia, conflictos,... A mí desde luego, tras leer tu reseña, ya me va a tener entre sus próximos lectores. Muchísimas gracias por la recomendación. Un saludo.
ResponderEliminarGracias por pasarte por aquí y bienvenido. Espero que te animes a leerla y luego me cuentas
EliminarUn abrazo
Hola, Carmen. Tengo muchas, muchas ganas de leer esta novela. La seleccione en las novedades del mes de septiembre y participo en el sorteo organizado en el blog de Mónica Gutiérrez. A ver si tengo suerte y pronto la puedo leer.
ResponderEliminarBesos.
A ver si tienes suerte.
EliminarUn abrazo
Justo acabo de comentarle a Laky que aunque no entra en mis planes, creo que también sería una buena lectura para mí. A ti te veo incluso más entusiasmada que a ella.
ResponderEliminarBesos
Puede ser que el hecho de conocer a la autora haga que esté más contenta todavía... espero que al final la leas. Estaré pendiente por si lo haces
EliminarUn abrazo
No es tipo de lectura que suelo leer, pero siempre es bueno conocer otros tipos de libros y tal, buen post guapa
ResponderEliminar¡Qué reseña más bonita!
ResponderEliminarNo conocía el libro pero creo que por su fondo y contexto podría ser una buena lectura.
No le quitaré ojo por si me la cruzo.
Besetes.
Me gusta mucho Ana Iturgaiz, seguramente lo leeré ;)
ResponderEliminarCoincidimos en reseña. Yo también la he disfrutado.
ResponderEliminarMuy de acuerdo contigo. Es una novela realmente bonita
ResponderEliminarBesos
Hola Carmen.
ResponderEliminarPor ahora no me apete leer un libro de estas caracteristicas, estoy espesa leyendo ahora mismo, asi que necesito lectura mas ligh, pero mas adelante, seguro que lo leere, y mas cuando veo que vale la pena por tus palabras.
Besotes.
Alea Jacta Est