La chica que dejaste atrás, de Jojo Moyes

524 páginas

Publicada por Suma de letras

En 1916 el artista francés Édouard Lefèvre ha de dejar a su mujer, Sophie, para luchar en el frente. Cuando su ciudad cae en manos de los alemanes, ella se ve forzada a acoger a los oficiales que cada noche llegan al hotel que regenta. Y desde el momento en que el nuevo comandante posa su mirada en el retrato que Édouard pintó de su esposa nace en él una oscura obsesión que obligará a Sophie a arriesgarlo todo y tomar una terrible decisión.

Casi un siglo más tarde, el retrato de Sophie llega a manos de Liv Halston como regalo de boda de su marido poco antes de su repentina muerte. Su belleza le recuerda su corta historia de amor. Pero cuando un encuentro casual revela el verdadero valor de la obra, comienza la batalla por su turbulenta historia, una historia que está a punto de resurgir, arrastrando con ella la vida de Liv.

Hacía unos meses que no pasaba por la pequeña biblioteca del pueblo donde vivo (prácticamente desde antes del verano) y al acompañar a los niños a por libros para ellos no pude resistirme a echar un vistazo. La chica que dejaste atrás fue el primero que elegí, atraída por descubrir si lo mucho que me gustó Yo antes de ti, de esta autora, era algo puntual o podía asociarlo a la forma que tiene de contar historias. Es una historia muy diferente a la otra. En esta novela tenemos un cuadro que une, en cierta manera, a dos mujeres, una de 1921 y otra en la actualidad.

La historia comienza en los años 20, en plena I Guerra Mundial, en un pueblo del norte de Francia ocupado por los alemanes. Es interesante cómo nos va describiendo, de una manera sencilla, muy adecuada, como si no nos diéramos cuenta, la vida entonces, el miedo en el aire, como intentan llevar una normalidad no real, y todo ello aderezado con el anhelo y sufrimiento por los que están en el frente y de quienes no tienen noticias. Creo que la autora ha sabido mezclar ese presente y los pensamientos de la protagonista sobre su pasado inmediato de tal manera que consigue que nos sintamos muy cerca de Sophie y de su realidad. Curioso el contraste entre el pueblo, prácticamente aislado, y lo que ocurría en el resto del territorio.

El pan siempre ha sido un símbolo de la alimentación más básica de una sociedad, por eso las referencias al pan negro que comían a diario, con su ración marcada, cada uno de los habitantes del pueblo es muy significativo. Encontramos esa parte funcional, como alimento básico de socialización, ya que la panadería seguía siendo en cierta manera un lugar de encuentro, de confidencias, donde estar seguros, y esa parte material, tan asociado a la buena alimentación, que consigue minar el ánimo de los ocupados. Para mí, este tipo de detalles completan la ambientación y la narración, permitiéndome estar allí, con ellos.

De manera paralela, pero con un sentido buscado por la trama, nos trae al presente, con Liv, una chica literalmente hundida, cuyo recuerdo más preciado es un cuadro que su marido le regaló como regalo de bodas, La chica que dejaste atrás. Aunque dramáticamente la historia pasada tiene mucho más peso por lo que cuenta y todo lo que significa, el presente es, para mí, el eje central de la novela. Pocos personajes, lo que facilita la lectura, partes más intensas que otras, mucho de vida y algunos momentos para recordar, es todo con lo que me quedo. Para mí, a través de Sophie, Liv vuelve. Puede que esto suene raro, pero creo que si has leído la novela sabes por qué lo digo.

Me gustan las novelas así, lo reconozco, con presente y pasado, con historia, con realidad y ficción, con personas humanas, y con un sentido. También con gente buena. Disfruto descubriendo que detrás de cada foto, de cada cuadro, de cada imagen, hay una historia, hay una vida increíble que merece ser leída, aunque toda ella venga de la imaginación, y sean solo palabras. Para mí, la historia es real en mi cabeza mientras la leo, y sus personajes son de carne y hueso, por eso creo que me encanta leer.

Os aseguro que Jojo Moyes mantiene el dramatismo sin ahogar, es decir, que es capaz de contar algo terrible sin que estés suspirando y sufriendo por ello, ya que crea una atmósfera como tranquila, sosegada, pausada. Sus personajes son peculiares y eso me encanta. No os he dicho nada de Mo pero su filosofía de vida, tan opuesta a Liv, es el complemento perfecto. Tampoco he nombrado a Paul... xD

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