¿Quién mató a Charmain Karslake?, de Annie Haynes

Título original: Who Killed Charmian Karslake?
Primera publicación 1929
176 pages
ASIN B07F6SJW5P
Series Inspector Stoddart #3

Una estrella de cine de misterioso pasado, un zafiro maldito, un millonario indignado, un entorno memorable, un caballero con monóculo… Una creación magistral de diferentes elementos y personajes para una gran novela representativa de la edad de oro del misterio.
Charmian Karslake, una bellísima y célebre actriz estadounidense, aparece asesinada en la mansión de una honorable familia el día después de un gran baile. ¿Están implicados sus anfitriones, los respetables Penn-Moreton? ¿Quién es el misterioso Mr. Hailsham que ha estado presente en el baile pero al que, al parecer, se ha tragado la tierra? ¿Conseguirá el inspector Stoddart unir las piezas y resolver el enigma?


No sé si conocéis la editorial Sherlock Editores; yo lo hice a través de un sorteo que organizaron en Instagram. Tiene diez títulos publicados y todos son, como ellos mismos dicen, novelas de misterio vintage. Si estáis interesados en este tipo de lecturas, os dejo el link a su web donde podréis informaros con más detalles. Yo me quedo con ese decálogo para escribir una novela de misterio;, ha sido muy aclaratorio. Siguiendo el reto Netherfield de clásicos, necesitaba una novela de misterio así que me animé con ¿Quién mató a Charmain Karslake? y ha sido muy entretenida, como solo una novela de este tipo puede ser.

Las novelas policíacas o de detectives de la primera mitad del siglo XX, al menos las que yo he leído, tienen algo en común; se leen de una forma muy cómoda. Se centran en exponer los hechos, no son muy descriptivas, lo que facilita la atención y la comprensión, ya que consiguen que leas de una manera bastante fluida. Son rápidas, directas y tienen el aliciente de que te convierten en testigo de la investigación y de su resolución, es decir, no están hechas para que tú intentes averiguar quién es el culpable, sino para que disfrutes de cómo lo descubre el detective protagonista, acompañado normalmente de una pareja «ayudante», al puro estilo Watson, con mayor o menor peso en la trama.
—¿No tiene ninguna idea sobre este misterio aparentemente inexplicable? 
Sir Arthur negó con la cabeza. 
—En absoluto. Miss Karslake era una completa desconocida para mí y, por lo que sé, también para el resto de los invitados. El único motivo que se me ocurre es el robo. Parece que ha desaparecido el gran zafiro que llevaba siempre colgado alrededor del cuello.
Esta novela comienza con la muerte de una invitada a una fiesta de la alta sociedad londinense en el campo. Charmain Karslake es una famosa actriz que acepta asistir a la fiesta que dan en una gran propiedad del campo de una familia adinerada. A partir de esta muerte, y todos los misterios que esconde, el inspector Stoddart irá desligando la madeja hasta dar con el culpable, o culpables. Curiosamente, este inspector viene de novelas anteriores de la autora (de hecho, ya nos dicen que este el tercer libro de una serie) pero no afecta en nada a esta lectura, más allá de que este personaje ya ha «existido» en dos historias anteriores y ha resuelto, con notable éxito, dichos casos, lo que le ha dotado de cierta fama. 
—Hemos oído hablar de usted en Estados Unidos, señor. Pero creo que aún le queda mucho por emular a Sherlock Holmes o ya habría encontrado al asesino de Charmian Karslake. 
Stoddart no movió un músculo de su rostro. 
—Debe darnos tiempo, Mr. Juggs. Las cosas no son tan sencillas en la vida real como en las novelas policíacas.
A partir de aquí, la novela, sin más: un conjunto de conversaciones, deducciones, descubrimientos, confesiones, personajes y todo lo que conlleva una historia de estas características, plasmado a través de las palabras de una autora que, sin duda, sabía lo que se hacía para construir escenarios de intriga detectivesca. 
—Este caso es un laberinto, señor. Cada pista termina en un callejón sin salida. 
—Yo no describiría así un laberinto —sonrió el inspector—. Claro que avanzamos, Alfred. Somos como topos trabajando en el subsuelo…
—Vamos, Mr. Juggs. Brindaremos por la salud de Sadie, a menos que haya decidido hacerse abstemio, como su país… 
—¡Ah, no! Eso no. Es el único error que hemos cometido allí. La prohibición. Es evidente que un hombre no puede hacer bien su trabajo sin algo que dé un poco de alegría a su vida. 
—¡Bien dicho!
¿Qué puedo destacar de esta lectura, además de un caso interesante, unos personajes típicos y no tan típicos, un caso dentro de un círculo muy cerrado, un detective de esos que piensa más que habla y que no dice nada por decir? Supongo que el toque irónico que he percibido en varios de sus diálogos, esa especie de «guerra» entre los alocados norteamericanos, millonarios y sin modales, y la sólida sociedad inglesa, llena de «saber estar». Además, siempre me ha parecido que estas novelas tiene un toque de costumbrismo (solo un poco), porque nos muestran una parte de la sociedad en esa primera mitad del siglo XX, con sus diferencias sociales, sus privilegios, su educación, su cultura y sus motivaciones, aunque lo más importante y esencial sea la resolución del asesinato, claro. 
Sadie Penn-Moreton, Mrs. Richard, era una americana típica: delgada, elegante, con la tez bronceada, ojos brillantes y expresivos, un peinado de una sencillez engañosa y un vestido muy corto y revelador, última moda de París.
Como añadido, os diré que la edición, al final de la novela, tienes unos pequeños apartados donde te habla de la época dorada de las novelas policiales y de su autora; información que ha resultado muy interesante.

Dentro de este tipo de novelas, ha sido una gran lectura. Muy recomendable. 


Comentarios

  1. Pues tomo buena nota. No lo conocía y me ha llamado muchísimo la atención.
    Besotes!!!

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  2. No conocia este libro y por lo que cuentas no pinta nada mal.

    Saludos

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  3. Puro Golden Age del género de suspense e intriga. Son historias que siempre tienen un encanto especial. Entretenidas, con sentido del humos y ambientadas en una época que, al menos a mí, me atrae mucho. No sé por qué no lo frecuento más. Tomo nota.
    Un beso.

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  4. Tiene buena pinta Carmen, muy buen post

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