Humanofobia, de Joel Santamaría Matas

Autor: Joel Santamaría Matas
ISBN: 9788418298493
Formato: Tapa blanda 15×23
Páginas: 280

«Escúchame, hereje. En el fondo es todo más simple de lo que parece: nosotros defendemos la Verdad y el Bien. Si tú no eres de los nuestros es que defiendes la Mentira y el Mal, por lo tanto eres una enemiga y mereces ser purgada. ¿Lo ves, qué fácil? No hay nada que discutir.»

Año 2089. Estamos en una Barcelona que forma parte de una Unión Europea superpoblada y regida por la teocracia del azraelismo, una ciberreligión creada recientemente y basada en el Antiguo Testamento y el Marxismo-Maoísmo. Calles vigiladas por los Guardianes de la Virtud, mujeres relegadas al ámbito privado y un paisaje dominado por la violencia, el terrorismo y la inseguridad extrema… Gabriel es un adolescente que se queda huérfano en una de las primeras purgas azraelitas y, a medida que la Tercera Guerra Mundial estalla y va desplegándose por todo el orbe, tiene que ir refugiándose y cambiándose de escondite con su amiga Gala, ciudadana de un área residencial protegida. Humanofobia ha quedado como primera finalista y ha recibido el primer accésit del Premio Isaac Asimov de Ciencia Ficción 2019, en palabras del jurado, por su «excelente calidad literaria».

Una novela cuyo título y cuya cubierta no deja indiferente, ¿no os parece?; además, a esto le sumas que su autor te anima a leerla diciendo que es «demasiado brutal e incorrecta», y a mí lo «brutal» y lo «incorrecto» siempre me llama para saber si es verdad que es un texto atrevido, crudo y directo, que contiene una historia que apetece leer.

Si buscáis el significado de humanofobia, veréis que hace referencia al odio obsesivo al ser humano (definición tomada de la web hispanidad.com ya que no es un término admitido todavía por la RAE). Es muy interesante la elección de esta palabra para el título, ya que cabría hacer un análisis completo, una vez terminada la novela, sobre la idoneidad de la misma para esta historia. 

Con el interés de ir descubriendo cómo es la sociedad de ese 2089 que ha creado el autor, en torno a un radicalismo religioso, que llama azraelismo, vas leyendo con las ganas de ir destapando cada una de las capas de esa cebolla podrida que sería la situación social y política en la que se sitúa la novela.  Supongo que bebe de cientos de distopías donde ese radicalismo en nombre de una religión ha destrozado la humanidad.

—Nunca conseguiría reunir el valor suficiente para hacer lo mismo que tú, Gabi —le confesó al fin en susurros y con tono de admiración.

—¿El valor o... la estupidez suicida? —le contestó su amigo jadeando y sorbiéndose los mocos— ni tú ni yo pertenecemos al rebaño, Isma... somos incapaces de bailar sus estúpidas consignas ni creernoslas... Pero tú eres más listo que yo... tú sobrevivirás...

Se iba precipitando todo de una manera bastante acompasada y rápida ante mi estupefacción sobre cómo podrían extremarse todas las cosas, con ese miedo palpable hacia algo ficticio pero que rezuma un pequeño tufo de extremismo muy real.  Me ha parecido muy bien orquestado todo, mientras me invitaba a seguir leyendo.

Me ha parecido una historia narrada de una forma bastante interesante, donde el narrador, que forma parte de la misma historia como personaje, le da el protagonismo a un par de «sujetos» mientras él los observa, jugando un poco con la distancia que te da un «observador» que se convierte en actor activo de todo lo que ocurre. Todo esto te muestra que lo que lees está totalmente en manos de este personaje, pero, gracias a la manera de ir enfocando la acción, el autor consigue que acabes teniendo una visión amplia del escenario que te muestra. 

(...) El Azraelismo es una religión que defiende el amor entre los pueblos del mundo y busca su plenitud espiritual. Lástima que algunos la malinterpreten.

—Lástima también que esta "minoría de exaltados", se haya apoderado de toda la Unión Europea, excepto las áreas protegidas en las que vivimos —advirtió Adriá.

Interesante esa bifurcación que hay a la hora de plantear la sociedad de ese año, no tan lejano en el tiempo, 2089. Existen dos sectores, condicionados por el lugar donde vives en la ciudad, creando ciudadanos que se encuentran bajo el yugo de la religión y otros que, aparentemente, son libres, pero cuya libertad les hace ser también extremos. El texto radicaliza las dos partiendo de su relación con una religión que se convierte en un instrumento para justificar los actos más extremos. Además están presentes la crisis provocada por la pandemia Covid-19 y lo que llaman la revolución de las flores.

De una manera muy directa, la historia muestra la violencia que viven los personajes y la normaliza como respuesta, como ataque, como justificación y como solución.

Si ya de por sí componer y cantar cualquier melodía que no fuese un himno religioso o bélico era considerado un delito menor, al que los censores solían hacer la vista gorda, el «baile femenino» y su difusión por el media constituía un delito incomparablemente más grave, que de ningún modo podían pasar por alto sin castigar con severidad.

En resumen, extremo y violento. Creo que eso es lo que ha hecho que me implique bastante leyendo, obligándome a ir más allá de las palabras usadas. El autor escribe los términos de «verdad, bien, mal o mentira» en mayúscula, como si fuesen nombres propios, aportándoles más presencia y dándoles la solidez que tendrían como entes propios. Así, para mí, les da vida, les quita la parte común y les aporta esa parte propia y especial, con la fuerza necesaria. 

Me ha resultado imposible no juzgar lo que iba leyendo. Yo me he sentido un poco Gabriel y supongo que esto también se debe a que he ido abriendo mi ignorancia ante todo lo que ocurría, al igual que él. Aunque como lectora, me he sentido incomodada por la verdad en las reacciones humanas con las que el autor ha jugado en esta novela.

—¿Qué es la Verdad y quién tiene su exclusiva? —preguntó la señora—¿Son los enoquianos o los azraelitas? ¿Los capitalistas o los comunistas? ¿Los catalanistas o los españolistas? ¡He oído ya tantas supuestas verdades a lo largo de mi vida! Y todas ellas han sido sentenciadas por hombres falibles y a menudo usadas como excusa para cometer las peores atrocidades imaginables.

(...)

—Escúchame, hereje. En el fondo todo es más simple de lo que parece: nosotros defendemos la Verdad y el Bien. Si tú no eres de los nuestros es que defiendes la Mentira y el Mal, por lo tanto eres una enemiga y merece ser purgada. ¿Lo ves, qué fácil? No hay nada que discutir.

El texto ha conseguido en algún momento que sintiese repugnancia por lo que somos capaces de hacer, con esa certeza de que «podría ser pero mejor que no sea». Algunos detalles, que si bien están llevados al extremo para justificar la novela, tienen una base muy real y no tan lejana; como, por ejemplo, el jalear la violencia o el que la gente disfrute y se excite con el castigo físico a otros. La ciberexposición es algo muy presente en este año 2020 y lo sigue siendo en el año 2089.

Decidme que he conseguido que se os despertara la curiosidad por esta novela, aunque sea un poco. Creo que os sorprendería. 




Comentarios

  1. Hola guapa, no es mi tipo de lectura, pero se lo cometaré a Javi, que seguro que le llama la atención, buen post guapa

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  2. Pues mira que no es lo que suelo leer, pero me has picado mucho la curiosidad.
    Besotes!!!

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  3. No leo mucha ciencia ficción. Que haya violencia no es lo que más me agrade pero tomo nota del título. Si a ti te ha gustado no será malo, seguro que no.
    Un beso

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  4. Hola. Parece que cuando me dijiste que está lectura era de las mías ibas bien encaminada. Me la llevo apuntada. Estupenda reseña.

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  5. Hola, no es mi tipo de lectura por lo que lo dejo pasar.

    Besos desde Promesas de Amor, nos leemos.

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