Una historia de épocas, donde el amor transciende la lógica y hasta el tiempo.
“Es duro ser mujer. Y mucho más si no has nacido de alta alcurnia, destinada para un noble propósito. No obstante, el destino nunca fue algo que me importara especialmente”.
Eugenia Cobalto es una mujer inteligente y prometedora, tanto como para comprender que nacer en la Málaga de mediados del siglo XIX concede tan pocas libertades como oportunidades, lo que condena a una chica aventajada como ella a una vida de exclusión social.
Su privilegiada amistad con doña Amalia Heredia Livermore, hija predilecta de uno de los empresarios más importantes de España, le ha permitido disfrutar de buenas lecturas y cultas conversaciones, a las que ninguna otra joven de su baja clase social podría acceder. Negada a aceptar las limitaciones de su tiempo, Eugenia desea vivir entregada a la literatura más extravagante, y no quiere ni oír hablar de amoríos o de matrimonio.
No obstante, toda lógica que la muchacha cree guardar sobre sí misma y sobre el mundo que la rodea se pondrá a prueba cuando llegue a la ciudad un misterioso empresario extranjero que no responde a los parámetros de la época, con una fama de excéntrico que irá mucho más lejos de lo que las curiosas apariencias podrían presagiar.
¿Y ahora qué os cuento yo de esta historia? Estoy en un brete y creo que solo los que la hayan leído, y su autora, saben por qué me encuentro así. Normalmente no tendría dudas. No me gusta desvelar nada de la trama, por muy pequeño que sea, pero, por otro lado, en este caso, es posible que si alguien no sabe dónde se mete al comenzar el libro, se decepcione y su opinión sea muy negativa.
Complicado, muy complicado. No la historia sino mi opinión.
En sí, es una novela romántica con un carácter diferente, y muy potente, debido al origen de los personajes centrales. El texto te sitúa en la ciudad de Málaga, a mediados del siglo XIX, en muy momento muy interesante con esa primera revolución industrial española, arrastrada del siglo anterior, en la sociedad malagueña. La protagonista, Eugenia Cobalto, es una joven, hija de un trabajador con un puesto de relativa importancia, que, por su inteligencia, saber estar y aficiones literarias, se relaciona con la hija de una de las familias más importantes de la ciudad. La novela está llena de personajes reales, cuya historia la tenéis de sobra documentada en Internet por si a alguien le entra curiosidad, que tienen un peso muy importante en la trama. Yo os recomiendo que le echéis un vistazo a la vida de Amalia Heredia Livermore y de su marido. Entiendo perfectamente la admiración de la autora por esta mujer y sus ganas de hablar de ella.
Y había que obedecer lo estipulado.
Eso me fastidiaba.
Igual que con la compostura. O que con mi amor por la literatura y el escribir, hasta tal punto de anhelar vivir de ello antes que condenarme a un casamiento o a la cría de los hijos, como todas las mujeres.
¿Por qué no podía vestir como quisiera?
¿Por qué no podía hacer lo que quisiera?
¿Por qué no podía ser como quisiera?
A veces sentía que no pertenecía a la época en la que había nacido.
El protagonista masculino, ese excéntrico señor Dennet, es el que aporta el aire diferente y arrastra al lector a un cambio de registro inesperado, pero no por ello inadecuado. Esto podría hacer que no todos los lectores aceptasen el camino trazado, pero, aunque reconozco que no lo recibí con ganas, para mí ha sido un interesante guiño de la autora a un tipo de literatura muy extendida y bastante ajena a mi biblioteca personal.
(...) me mostraba tres libros que nunca había visto—. Donde se encuentro el romance, que se aparte toda fantasía.
—El romance es la mayor fantasía de todas, Amalia —expresé con cierta chanza.
Por otro lado, el libro en sí es pura cultura: hay mucha literatura, de diferentes épocas, que es utilizada como medio para definir a los personajes y sus decisiones; también hay música y otras formas de expresión que nos producen nostalgia, recuerdos e, incluso, sonrisas.
Tomo el texto como un homenaje a Málaga, a su historia, a su gente, a su sociedad en los últimos dos cientos años; por supuesto, a la literatura, con Jane Austen, las Brönte, Julio Verne, Conan Doyle y otros mucho; a diferentes géneros literarios, más allá de la romántica, ya que, como bien dice nuestro señor Dennet, «romántica hay en todos los géneros porque siempre hay una historia de amor en los libros»; y a disfrutar de la vida tal y como nos viene.
Sencillamente, el mundo es un lugar compuesto de innumerables secuencias en las cuales un solo hombre no puede intervenir para modificarlo absolutamente todo. Uno ya hace mucho con el mero hecho de intentar cambiarse a sí mismo.
Si al principio pensaba que la historia estaba bien, aunque algo manida por los clichés aparentes de la parte romántica, después me desubiqué y no lograba encontrarme, para, al final, disfrutar enormemente con los derroteros por los que me había llevado la historia y su pareja protagonista. Vamos, para ser clara, lo que empezó siendo una novela romántica de época habitual que no estaba mal, bien escrita y entretenida, pasó a ser un WTF para terminar con un «pues ha sido interesante».
Las personas inteligentes, Eugenia, son a las que más les cuesta encontrar su lugar, porque no se conforman ni se adaptan a lo que hace el resto. Pueden intentarlo, pero al final su propia excepcionalidad se les termina imponiendo.
Quizá, mi percepción una vez terminada, con el remanente de toda la literatura que aparece en ella, además del amor a otras formas de expresión, como la música, hace que El excéntrico señor Dennet sea una novela que animaría a leer para apreciar no tanto la historia de amor de Eugenia y el señor Dennet, que al final me ha resultado irrelevante, sino los detalles con los que la ha vestido: historia, literatura, cultura, música, cine y, por supuesto, el amor a todo ello.
Me faltaría hablaros un poco de los personajes, del carácter adelantado de ella y de la fría inteligencia de él, pero yo creo que ya os he dicho suficiente para que sepáis si os apetece o no leerla.
(...) no terminaba de comprender muy bien mis impresiones hacia él. En verdad lo apreciaba de una forma muy contradictoria. Por un lado, me resultaba encantadora su parte atenta y sacrificada, la que me mostraba como hombre trabajador y como hermano. Por otro, detestaba esa actitud arrogante y excéntrica suya cuando había desconocidos delante, incluso cuando estos desconocidos se iban convirtiendo cada vez más en conocidos.
Me arriesgo a decir que es una historia especial, y muy personal, de la autora, en la que ha plasmado su amor por todo lo que os he nombrado. ¿Te atreverías a descubrir qué secreto hay en torno a lo que os he contado?
Me ha encantado la reseña Carmen gracias por participar en el reto. Y sí, has conseguido despertar mi interés. Un abrazo 😉
ResponderEliminarAhora lo apunto, me gustan los libros muy personales ❤
ResponderEliminarPues creo qeu podría gustarme, así que tomo buena nota.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola
ResponderEliminarMe apunté el libro cuando lo publicaron, pero al final no me animé. No sé si lo que cuentas me anima o me refrena, la verdad jajajajas
En estos tiempos que se publica tantísimo, al final se quedan muchas publicaciones, anotadas pero no leídas, es lo que hay. el tiempo no da para más y has de cribar mucho....
Sigue anotada, ya veremos ...
Un besote y gracias por la reseña
Si asumes que la parte romántica es menos importante...
EliminarPues me quedo con la duda... No sé si me gustaría ¿tú qué crees?
ResponderEliminarYo creo que no, aunque nunca se sabe. Este año hay leído alguna historia que no me imaginaba que leyeras.
EliminarMuy buena reseña, Carmen. Me atraen algunos ingredientes de esta novela, otros no tanto. Por lo que nos comentas en tu reseña, entiendo que es una novela que no se puede recomendar alegremente. De hecho, no lo tengo muy claro si disfrutaría con su lectura. Besos.
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