Veinticuatro horas en la vida de una mujer sensible, de Constance de Salm
Traducción de Isabel Lacruz
Postfacio de Laura Freixas
ISBN: 9788496601703
176 páginas
Fecha de publicación: julio de 2011
ISBN: 9788496601703
176 páginas
Fecha de publicación: julio de 2011
Publicada en 1824 (y reeditada recientemente en Francia con un inesperado éxito de ventas: más de cien mil ejemplares en pocas semanas), esta novela epistolar trata del tema de los celos con extraordinaria penetración psicológica, pues, como dice Laura Freixas en su postfacio, «es un finísimo estudio de toda la gama de emociones que puede provocar una situación puramente imaginaria; un retrato terrible, y muy instructivo, del amor como una forma de autismo».
La narradora pasa por todas las etapas del calvario al descubrir a la salida de la Ópera la traición de su amante, que sube a la calesa de otra mujer. Son 46 cartas redactadas a este amante en el espacio de un día, en una perfecta unidad de tiempo, acción y espacio.
Es un librito pequeño, de esos que tienen tamaño bolsillo, con una edición cuidada y manejable, lo que le hace mucho más interesante. Conocí esta lectura gracias a Las Inquilinas de Netherfield y su afán porque leamos literatura clásica y, en muchos casos, poco conocida. Os he puesto el link a su opinión porque seguro que tras leerla os animáis a conseguir esta pequeña novela, como hice yo.
Ahora yo debería hablaros de la estructura de esta novela, con las cuarenta y seis cartas que la protagonista envía a la desesperada a su amante durante todo un día, y con esa dedicatoria, que no es más que una carta dirigida a la Princesa de... (sin especificar el nombre), con la que comienza esta edición, en la que la autora explica el motivo que le ha llevado a escribir esta novela, despertando así nuestro interés por la misma; pero prefiero hacer referencia a cómo me gusta cuando es el mismo autor el que nos explica el porqué y el cómo, o lo que considere necesario en torno a lo que ha escrito. Me ayuda a acercarme a su manera de gestionar este medio de comunicación que es un libro. En esta entradilla se nos habla de sentimientos, e, incluso, en un momento, ella misma expresa que buscaba hacer un estudio sobre el corazón de una mujer. Además, hace referencia a cómo se pedía cierta frialdad en los escritos de esta época (principios del XIX) y ella no entendía por qué la mujer no podía hacer uso de una parte muy importante de su alma que es la gestión de sus sentimientos.
Por desgracia, ¿qué es esta vida que se nos escapa cada instante, y que con tanta ligereza llenamos de amarguras? Un suplicio, si se sufre; un delirio, si se es feliz; y siempre la vida, una vida que se gasta, se prodiga, que no a devolver, que arrambla con todo; todo, ¡incluso el amor!
La historia parte del instante en que la protagonista, una joven viuda de buena posición y adinerada, avista a su amante salir de una reunión en el coche de otra mujer. Los celos, la incertidumbre, las dudas, los reproches y arrepentimientos, el anhelo, el deseo, el dolor, la justificación, el miedo, la necesidad... todo cabe en estas cartas escritas desde la desesperación, o, como bien dice ella, desde el sinsentido o la locura.
El juego del arte se asemeja al amor; embriaga, absorbe, aísla del universo y de uno mismo.
El más fiel amante, incluso el más tímido, ¿habrá sabido alguna vez resistirse a las provocaciones de la coquetería? ¡Externa superioridad de mi sexo frente al tuyo!
Un texto fácil, elegante, directo, rápido y muy íntimo, que nos lleva a vivir esos celos y esos miedos, poniéndonos del lado desesperado de esta mujer durante el paso de las horas. Además, para alguien ajeno a esa época, se intuye lo que significaba ser una mujer viuda, rica, las convenciones sociales, la etiqueta, las normas de corrección y la importancia de las cartas como medio de comunicación casi inmediato.
Tras el epílogo, o posfacio, en el que la traductora se implica sobre lo que ha traducido y sobre lo que significa para ella, queda muy poco más que añadir, a parte de que te permite tener un escenario un poco más amplio además de estas cuarenta y seis cartas. Ha sido todo una sorpresa. Habría que analizar la motivación que tiene la autora para escribir una novela de este tipo, en una única voz, excepto en un par ocasiones, en las que ella o bien comparte con el destinatario de sus cartas unas misivas que recibe y que son importante o bien recibe una carta. Aunque tengamos una única voz disfrutamos de distintos personajes y los situamos en un contexto y somos capaces de definirlos, tal como ella nos los ha querido mostrar.
Al igual que a la traductora, me ha llamado mucho la atención ese final, inesperado para mí, que me acerca más a las novelas de alguna escritora suya contemporánea.
... la verdadera sensibilidad es una cualidad demasiado bella y poderosa para incidir tan solo los afectos del alma; aquí también ilumina y agranda el espíritu; que no constituye en menor medida el crisol de los pensamientos elevados y filosóficos que el de las ideas amables y tiernas, y que incluso es condición más que necesaria para ellos.
Lógicamente es un texto muy intimista porque nace de la necesidad de una mujer de expresarse a través de pequeñas notas o cartas a su amante, con toda su rabia, su cercanía, su dolor y su amor; es una suma de todo, son las fases por las que puede pasar una mujer confundida o destrozada. Sabemos pero no sabemos. Conocemos lo que ella quiere contarnos.
Todo un acierto haberme dejado seducir (si se me permite utilizar este término) por otra lectora a la hora de elegir libro nuevo. Un libro que se lee rápido, que deja muchas sensaciones detrás, que implica mucho más de lo que has leído, que enseña, muestra y define a la mujer y su complejo interior, y a la facilidad con la que complicamos nuestra existencia. Maravillosa por todo lo que consigue la autora expresar a través de sus palabras, aunque sí que he notado cierta frialdad narrativa (no me he emocionado) y no sé si será más por la manera de escribir de entonces y la forma de expresar sentimientos que por algo intrínseco a esta autora.
Me gustan tus reseñas, siempre confío en tu criterio que me ha servido a la hora de apuntar nuevos títulos, como lo hago ahora.
ResponderEliminarTengo la impresion de que este libro no es para mi, pero me alegro que te haya gustado.
ResponderEliminarSaludos
Pues no lo conocía pero, por lo que comentas parece una lectura de lo más interesante. Le voy a echar un ojo
ResponderEliminarUn besote
Hola! También leí la reseña de Las Inquilinas... y como tú, supe que debía leer esta novela... me gusta mucho la idea de explorar los sentimientos humanos y como esos sentimientos pueden cambiar en cuestión de horas. Tengo pendiente leerla, pero sé que lo haré tarde o temprano.
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarNo he leído el libro y no creo que lo haga, ya que no me llama nada.
Nos leemos.
De primeras cuando veo el libro no me llama demasiado, pero al leerte me hace dudar.
ResponderEliminarUn beso 😉
Ains, Carmen, como me alegro de que te haya gustado... Ya no había querido preguntarte por si me decías que te había parecido un rollo, así que el alegrón al leer la reseña ha sido enorme. A mí me pareció fascinante el proceso mental y emocional que se vislumbra en esas cartas, me pareció muy realista, más allá de que el libro tenga 200 años y desde nuestro punto de vista del siglo XXI pueda parecer un poco "dramas".
ResponderEliminarLo dicho, me alegro muchísimo :)
¡Besote!