El vagón de las mujeres, de Anita Nair
Colección: Nefelibata
ISBN: 978-84-15355-49-6
Encuadernación: Rústica con solapas
Páginas: 320
En la estación de Bangalore, en la India, Akhila, una mujer soltera de cuarenta y tantos años está a punto de realizar su gran sueño: subirse sola a un tren hacia un lugar lejano. Con ella viajan cinco mujeres con quienes comparte pronto intimidad: una madre confundida, una profesora de química casada con un hombre tiránico, una perfecta ama de casa que busca su identidad, una mujer cuyos sueños e inocencia se rompieron y una adolescente que parece comprender mejor que nadie lo que ellas buscan. Al calor de las confidencias susurradas durante la noche, Akhila intenta encontrar respuesta a lo que le ha preocupado desde siempre, los mismos dilemas que definen el viaje que cada mujer emprende en la vida.
No recuerdo muy bien qué me hizo comprar esta novela (la tengo desde julio de 2017 y la he leído ahora). Supongo que una historia de mujeres, en un mismo vagón, en la India actual, ya tenía demasiado atractivo como para que dejara pasar la oportunidad de comprarla. Tengo que decir que no ha sido lo que me esperaba y como me lo esperaba, lo que no significa que no me haya gustado; al contrario, me ha gustado, y mucho, y a medida que tomo distancia del texto leído, me va gustando más. Ha sido uno de esos libros que me acerca a otra sociedad y a algunas de sus mujeres.
Hace veintiún años, al subir a la litera del compartimento de mujeres de un tren que iba de Bangalore a Madras, descubrí un mundo inesperado. Una vez cerrada la puerta y encendida la lámpara azul de noche, las mujeres de mediana edad que viajaban conmigo en el compartimento iniciaron una conversación que me mantuvo cautivada en mi lecho. Era una conversación sin tapujos sobre suegras, nueras, maridos, sirvientes, sueños olvidados y ambiciones aparcadas; sobre miedos secretos y posibilidades por explorar. La combinación del espacio confinado y la confianza que da el anonimato, puesto que entre ellas nos e conocían, convirtió aquel compartimento en un confesionario. La candidez, la subversión, la fuerza sutil y el coraje de aquellas mujeres inspiraron El vagón de las mujeres.
Lo primero que nos encontramos al abrir el libro es una declaración de la autora en el que nos habla de dónde surge la necesidad de escribir esta novela, con estos relatos de cada una de esas seis mujeres que hablan de sí mismas y de su vida. El feminismo es algo que ahora está en boca de todos y a veces una texto no nació para revindicar nada, solo para mostrar, pero el cómo la reciban los lectores es lo que le aporta el valor que tiene, o al menos eso pienso yo. Os digo esto porque la autora nos explica que ella no pensaba que su novela fuera a provocar cierta polémica en torno a si el libro es feminista o no, porque no lo buscaba. Hay un momento en el que la autora define su libro como una novela de sentimientos, y tiene razón, eso es justo lo que. Además, coincido con ella en que, independientemente de la raza o condición, todos, hombres y mujeres, sueñan lo mismo, lo único que cambia son las prioridades.
La novela comienza a partir de una huida de una mujer de 45 años, Akhila, trabajadora, que vive con su hermana, está soltera. Todo esto implica mucho para ella; muchísimo, es casi lo que cree que la define. Esa huida, o viaje, se va a realizar en un tren, en el que solo quedan billetes en segunda, en el vagón exclusivo para mujeres. En este vagón, rodeada de otras mujeres, todas indias, de diferentes edades y condiciones, ella siente que puede ser sincera compartiendo con ellas la duda que tiene de si una mujer puede vivir sola, sin necesitar a un hombre; no le preocupa el matrimonio, solo quiere saber si una mujer es capaz de vivir sola. Akhila no sabe dar respuesta a eso por sí sola y necesita que la ayuden, y así se lo manifiesta. Cada una de las integrantes de este vagón, de formas muy distintas, irá compartiendo su historia, la suya propia, personal, que es solo suya pero que podría ser de otras muchas, de otros muchos lugares, momentos o culturas.
¿Qué les voy a decir?, se preguntaba Akhila.Y de repente no tenía importancia. Akhila supo que podía decir a aquellas mujeres lo que quisiera. Sus secretos, sus deseos y temores. A cambio, podría preguntarles cualquier cosa que se le ocurriera. No volverían a verse nunca más.
Son relatos unidos por un oyente común, que es Akhila, pero no deja de ser la vida de la mujer en diferentes situaciones, cada una con sus sueños, sus anhelos, con su educación, su cultura, y, en muchos casos, con su condiciones de seres inferiores. Habla también de cómo se relacionan las mujeres entre sí: mujeres de distintas edades y épocas, como puede ser una nieta con su abuela, una madre con una hija, una nuera con una suegra; el cómo ven esas mujeres su pequeño mundo y cómo se lo cuentan a otras mujeres con esa condiciones de que solo ellas pueden llegar a entenderlo.
Akhila es una de esas mujeres. Hace lo que se espera de ella; de lo demás sólo sueña. Por eso colecciona sinónimos de esperanza igual que los niños coleccionan billetes usados. Para ella, la esperanza está entretejida con los deseos no satisfechos.
A pesar de todas esas historias, el centro de esta novela es Akhila. Ella se siente perdida, vacía, ninguneada por todo y todos, aburrida, cobarde... son sentimientos tan comunes y tan reales que este libro consigue que pienses y que empatices con ella (y ellas, en cierta medida).
-¿Eres feliz? -preguntó Prabha Devi.-¿Hay alguien feliz? - respondió Akhila.-Depende -dijo Prabha Devi colocándose un mechón de pelo detrás de la oreja-. Depende de cómo se defina la felicidad.
He tenido la sensación de que todo lo que giraba en torno a Akhila era negativo para ella, y no sé si es porque es el centro de la historia o si realmente es así. Es como una mujer a la que se le ha escapado el control de su vida, lo que impregna todo de tristeza. De ahí se comprende que ella busque y haga ese viaje para encontrar, o para encontrarse, depende de cómo miremos la historia.
Es un viaje real, porque hay un viaje en tren acompañada por distintas mujeres de diferentes edades, y un viaje interno, hacia el encuentro de la fuerza que tenemos dentro y que nos puede llevar a hacer lo que realmente queremos hacer. Tiene una parte de costumbrismo, pero no desde el punto de vista de la vida en una casa, sino más por la vida de las mujeres en una sociedad como la india. De una manera inteligente, la autora no intenta explicar ni desarrollar cómo es esa vida ni cómo son las tradiciones, sino simplemente las pone ahí, las normaliza dentro del texto, favoreciendo nuestra cómoda comprensión.
La soledad es una palabra importante en toda esta historia; la soledad de la mujer en lo que se refiere a su pensamiento propio, interior. Nos muestra diferentes tipos de mujeres, algunas felices con lo que tienen o son y otras no tanto.
Cuando se llega a cierta edad, nada importa. Lo único que quieres es mantener la serenidad y dejas los sueños y los arrebatos para las que tienen sangre caliente en las venas. Las emociones son para los jóvenes; a los viejos no les sirven de nada. Y tampoco los favorece, según había decidido hacía mucho tiempo.
Para mí ha resultado una lectura narrativamente interesante, más por el contenido que por la forma. Es verdad que el hilo argumental a veces se dispersaba, no porque la autora no haya sabido encauzarlo sino porque la historia era así e implicaba dividir nuestra atención, de forma focalizada, en distintas historias que se plasmaban de golpe pero sin intercalarse, y todo para llegar a entender el porqué de ese final (maravilloso, para mí). Asumo que quizá para una mujer india, que tiene más interiorizado muchas de las limitaciones de las que se habla en esta novela, ese final sea todavía más sorprenderte, mientras que para alguien como yo, que se ha criado en una sociedad muy diferente, no lo es tanto.
He viajado por la India, no he visto paisajes, pero he percibido, en cierta manera, olores y he visto comida, con sus sabores y sus porqués, de ahí que al final de la novela estén plasmadas las recetas de muchos de los platos (¡qué importante es y ha sido la comida para las mujeres como medio de relacionarse, como entorno, como familia, como medio de expresión!). No he llorado, aunque me hubiera gustado porque creo que para mí esta historia me lo pedía, pero sí he llegado a sentir penar y dolor, e incluso desesperación, para también sentir fuerza y determinación ante el peso de las decisiones.
¿A quién le puede gustar esta novela? A los que disfruten con un texto pausado, intimista, no muy descriptivo, con pocos giros narrativos y lleno de verdad, de personajes, de mujeres, y de otra cultura.
Siempre he creído que el cambio es posible, sin importar la edad que una tenga ni las condiciones en las que viva. De hecho, creo que el cambio y la esperanza están relacionados. Que si no hay esperanza, no hay cambio. En este sentido, este libro fue una especie de advertencia de que una tiene derecho a cambiar, como una tiene, también, derecho a esperar.
No recuerdo muy bien qué me hizo comprar esta novela (la tengo desde julio de 2017 y la he leído ahora). Supongo que una historia de mujeres, en un mismo vagón, en la India actual, ya tenía demasiado atractivo como para que dejara pasar la oportunidad de comprarla. Tengo que decir que no ha sido lo que me esperaba y como me lo esperaba, lo que no significa que no me haya gustado; al contrario, me ha gustado, y mucho, y a medida que tomo distancia del texto leído, me va gustando más. Ha sido uno de esos libros que me acerca a otra sociedad y a algunas de sus mujeres.
Hace veintiún años, al subir a la litera del compartimento de mujeres de un tren que iba de Bangalore a Madras, descubrí un mundo inesperado. Una vez cerrada la puerta y encendida la lámpara azul de noche, las mujeres de mediana edad que viajaban conmigo en el compartimento iniciaron una conversación que me mantuvo cautivada en mi lecho. Era una conversación sin tapujos sobre suegras, nueras, maridos, sirvientes, sueños olvidados y ambiciones aparcadas; sobre miedos secretos y posibilidades por explorar. La combinación del espacio confinado y la confianza que da el anonimato, puesto que entre ellas nos e conocían, convirtió aquel compartimento en un confesionario. La candidez, la subversión, la fuerza sutil y el coraje de aquellas mujeres inspiraron El vagón de las mujeres.
La novela comienza a partir de una huida de una mujer de 45 años, Akhila, trabajadora, que vive con su hermana, está soltera. Todo esto implica mucho para ella; muchísimo, es casi lo que cree que la define. Esa huida, o viaje, se va a realizar en un tren, en el que solo quedan billetes en segunda, en el vagón exclusivo para mujeres. En este vagón, rodeada de otras mujeres, todas indias, de diferentes edades y condiciones, ella siente que puede ser sincera compartiendo con ellas la duda que tiene de si una mujer puede vivir sola, sin necesitar a un hombre; no le preocupa el matrimonio, solo quiere saber si una mujer es capaz de vivir sola. Akhila no sabe dar respuesta a eso por sí sola y necesita que la ayuden, y así se lo manifiesta. Cada una de las integrantes de este vagón, de formas muy distintas, irá compartiendo su historia, la suya propia, personal, que es solo suya pero que podría ser de otras muchas, de otros muchos lugares, momentos o culturas.
¿Qué les voy a decir?, se preguntaba Akhila.Y de repente no tenía importancia. Akhila supo que podía decir a aquellas mujeres lo que quisiera. Sus secretos, sus deseos y temores. A cambio, podría preguntarles cualquier cosa que se le ocurriera. No volverían a verse nunca más.
Akhila es una de esas mujeres. Hace lo que se espera de ella; de lo demás sólo sueña. Por eso colecciona sinónimos de esperanza igual que los niños coleccionan billetes usados. Para ella, la esperanza está entretejida con los deseos no satisfechos.
A pesar de todas esas historias, el centro de esta novela es Akhila. Ella se siente perdida, vacía, ninguneada por todo y todos, aburrida, cobarde... son sentimientos tan comunes y tan reales que este libro consigue que pienses y que empatices con ella (y ellas, en cierta medida).
-¿Eres feliz? -preguntó Prabha Devi.-¿Hay alguien feliz? - respondió Akhila.-Depende -dijo Prabha Devi colocándose un mechón de pelo detrás de la oreja-. Depende de cómo se defina la felicidad.
La soledad es una palabra importante en toda esta historia; la soledad de la mujer en lo que se refiere a su pensamiento propio, interior. Nos muestra diferentes tipos de mujeres, algunas felices con lo que tienen o son y otras no tanto.
Cuando se llega a cierta edad, nada importa. Lo único que quieres es mantener la serenidad y dejas los sueños y los arrebatos para las que tienen sangre caliente en las venas. Las emociones son para los jóvenes; a los viejos no les sirven de nada. Y tampoco los favorece, según había decidido hacía mucho tiempo.
¿A quién le puede gustar esta novela? A los que disfruten con un texto pausado, intimista, no muy descriptivo, con pocos giros narrativos y lleno de verdad, de personajes, de mujeres, y de otra cultura.
Siempre he creído que el cambio es posible, sin importar la edad que una tenga ni las condiciones en las que viva. De hecho, creo que el cambio y la esperanza están relacionados. Que si no hay esperanza, no hay cambio. En este sentido, este libro fue una especie de advertencia de que una tiene derecho a cambiar, como una tiene, también, derecho a esperar.
¡Holaaa!
ResponderEliminarAy, pues me sonaba el título pero hasta ahora no había leído ninguna reseña del libro, pero después de leer la tuya me quedo con muchísimas ganas :D Eso de que sea un libro de sentimientos, y que cada mujer vaya compartiendo su historia y su forma de ver el mundo... ains, me encanta. Además, quiero leer más cosas relacionadas con la India.
¡muchos besos!
Me encantan estas historias de mujeres luchadoras, así que me lo apunto!!!! Oye oye tengo LC y sorteo en mi blog por si te apetece participar, me encantaría contar contigo! Besos bombón!
ResponderEliminarCreo que ya leí reseñas sobre este libro hace dos años pero a mí sigue sin apetecerme
ResponderEliminarBesos
Oye, pues mira que sigo bastante a la editorial, pero nunca había visto este libro. Me ha sorprendido, yo creo que este ambiente intimista y lo que nos cuentas, me encantaría. Besos
ResponderEliminarHola. Qué gusto descubrir lecturas diferentes, no me importaría leerla. La verdad que últimamente estos libros llaman mucho mi atención.
ResponderEliminarBesos.
La portada me parece muy bonita y no pinta nada mal, buen post y besos
ResponderEliminarHola! la verdad es que me llama bastante esta novela, la portada encima es preciosa. Muy buena reseña.
ResponderEliminarBesos