París es Azul, de Muriel Villanueva
Fecha de publicación: 11 de marzo de 2019
Género: narrativa
Número de páginas: 240
Número de páginas: 240
ISBN: 978-84-17451-41-7
Después de media vida, dos divorcios y la pérdida de un embarazo, Azul regresa a París, la ciudad en que a sus diecisiete, durante el curso preuniversitario, anduvo navegando a tientas, buscándose entre dos fuertes amores y un buen colchón de amistades. Hoy, a sus cuarenta, regresa a la capital del amor para intentar aunar los pedazos de la Azul adolescente y los de la mujer en crisis. Allí descubrirá y reencontrará nuevas y antiguas pasiones que la conminarán a mirar hacia adelante.
Es imposible que una portada tan acertada no capte nuestra atención. Es el conjunto entre ese color azul frío, que a la vez rezuma algo de felicidad tranquila, esa visión de los tejados de París, con el Louvre de fondo y la torre Eiffel en la contraportada, con ese cielo lluvioso que ocupa más de la mitad y cierta neblina que lo cubre todo sin perder luz. No suelo hablar de portadas, pero no he podido evitarlo. Enhorabuena por la elección. Anima a leer la novela.
No sé si habéis visto Sabrina, la película dirigida por Billy Wilder y protagonizada por Audrey Hepburn y Humphrey Bogart. Esta película de 1954 nos enseña a una joven, demasiado inocente e ignorante, Sabrina que, huyendo del amor platónico de su adolescencia, viaja para estudiar cocina en París, donde se descubre a sí misma y a la felicidad de la vida. No es extraño que sea la escena en la que el profesor enseña cómo se debe romper un huevo con una mano la que abra esta novela.
Me largo a París para ver si de una vez por todas soy capaz de retomar mi vida donde la dejé, donde la abandoné, donde la escondí tan bien que ni yo volví a encontrarla
Me largo a París a lo Sabrina, pero como mujer adulta, y por segunda vez.Me voy a aprender a romper huevos con una sola mano, un, dos, tres, crac, con piedad y rapidez, como con la guillotina. Porque un huevo no es una piedra, porque no está hecho de madera.A lo Sabrina. Para salir del cascarón.
Solo por poneros en antecedentes, os diré que Azul, tras una situación límite que tira por tierra mucho de lo que ha vivido en los últimos años y que la obliga a ser consciente de su propia verdad, decide volver al lugar que marcó un cambio en su vida, París, y con esa ciudad, todo lo que representa; y así vuelve a su punto de partida, pero sin dejar de mirar atrás, para ver si así consigue seguir adelante.
Escrita en primera persona y en presente, el texto es muy sencillo, muy directo, muy sincero, y radia luz aunque su narradora esté en un momento triste y depresivo. Es verdad que esa primera persona y ese presente me siguen costando, aunque cada vez menos. He encontrado una novela muy real, tanto en el amor que busca, pierde, encuentra y vuelve a perder, a lo largo de todos esos años, como por esa relación con sus amigos; una relación que no es perfecta sino cierta.
No me ha parecido excesivamente descriptiva, pero sí tiene la facilidad de añadir adjetivos que explican exactamente lo que Azul percibe, si bien no tienen un carácter objetivo sino subjetivo, acercándome más a ella, a la narradora, protagonista y autora.
No me ha parecido excesivamente descriptiva, pero sí tiene la facilidad de añadir adjetivos que explican exactamente lo que Azul percibe, si bien no tienen un carácter objetivo sino subjetivo, acercándome más a ella, a la narradora, protagonista y autora.
Porque escapar del mundo es fácil, pero caer en él puede doler.
Aunque Azul intenta plasmar cierta positividad, como bien dice va a París como Sabrina, no deja de ser como una capa exterior y el fondo está impregnado de soledad, tristeza y anhelo, y la Azul del presente busca el París que encontró a los 17 años, en el que descubrió, conoció, deseó, soñó, y del que se marchó, y necesita agarrarse a esas cosas (y a esas personas y a esos lugares) que han permanecido constantes para volver a encontrarse a sí misma, aunque no sabes muy bien cómo lo hará. Hay cierto toque feeling-good con esos personajes alrededor de ella, con los que coincide en París; ese acompañante Donky, joven argentino, o esa institutriz, Mary Poppins, que la conoce, la entiende y la calma; pero es solo un toque o quizá mi anhelo como lector por querer encontrar lo que ella quiere conseguir.
Nos va contando un poco lo que la ha llevado hasta donde está, a volver a buscar ese pasado, ese punto de partida, acercando al momento actual las situaciones pasadas que definen y condicionan, y obligándonos a hacer ese viaje con ella. Todo esto se traduce en una interesante mezcla de tiempos entre la Azul de cuarenta años con la Azul de diecisiete, con ella como maestra de ceremonias porque no deja de ser quien lo va contando todo, quien se confiesa. Mientras lees te vas imaginando esas escenas vividas en las que ella, como juez interesado, se ve a sí misma más de veinte años después; se ve descubriendo la vida, se ve sufriendo, se ve amando, y todo con la perspectiva vital que dan los años y el conocerse mejor, y creer que se sabe por qué se toman las decisiones.
Nos va contando un poco lo que la ha llevado hasta donde está, a volver a buscar ese pasado, ese punto de partida, acercando al momento actual las situaciones pasadas que definen y condicionan, y obligándonos a hacer ese viaje con ella. Todo esto se traduce en una interesante mezcla de tiempos entre la Azul de cuarenta años con la Azul de diecisiete, con ella como maestra de ceremonias porque no deja de ser quien lo va contando todo, quien se confiesa. Mientras lees te vas imaginando esas escenas vividas en las que ella, como juez interesado, se ve a sí misma más de veinte años después; se ve descubriendo la vida, se ve sufriendo, se ve amando, y todo con la perspectiva vital que dan los años y el conocerse mejor, y creer que se sabe por qué se toman las decisiones.
No pienses en Gato ahora. No pienses en Gato mientras te quitas esa poca ropa y miras tu reflejo y te ves entera, pero incompleta, menos tersa que entonces. No te sospeses los senos con las manos, no te pellizques la tripa, no te repasas las caderas con las palmas, lo recorras el interior de tus muslos con las yemas de los dedos. Estás sola. Has fracasado. No sueñes con ninguno de ellos. Los has echado a todos a patadas. No sirves para el amor verdadero. Gírate. Date la espalda. Ahora.
No. Lo que tengo que hacer es darle la vuelta al espejo y ponerlo contra la pared, así.
¿Quién quiere mirarse, eh?
No llores.
Gato es así, un gentleman sin uñas, perfecto y salvado por si mismo hace ya tiempo. Ni siquiera necesito siete vidas; te vas tú con dos y yo fui quién acabé con la primera.
La narración va saltando de un tiempo a otro, marcando una lectura muy fluida y lógica. Es como si la protagonista tuviera que "curarse" a través de ser consciente de sus propios recuerdos y su propia realidad. París es el medio a través del que encuentra esa fuerza interior para tirar. Además, no se entendería su presente sin su pasado y, gracias a su presente entendemos el porqué de ese pasado. Aunque el texto sea de fácil comprensión, en algunos momentos es muy directo y crudo, diciendo lo que Azul quiere decir, sin censura, con la sinceridad que dan los años y el hablarse a sí misma.
Es difícil juzgar la historia de alguien porque es algo muy privado y personal, pero haber conseguido ese equilibrio entre verdad, narración y ficción, llenando la lectura de momentos maravillosamente azules, llevándonos del presente, con todos sus miedos, al pasado, a su Gato, a su triángulo y a su París, hace que solo por eso merezca la pena leer esta novela. Es uno de esos libros que se merecen una relectura.
La verdad que la portada no me llama nada de nada, pero no pinta mal, me encanta las imágenes que has puesto, muy buen post guapa
ResponderEliminarEs mi actual lectura, llevo como un cuarto de libro y estoy enamorada del estilo de la autora aunque a veces me hace reflexionar, sumirme en lo que Azul nos cuenta y mirar hacia mi interior, y darme cuenta que todos nos perdemos alguna vez, aunque no nos haga falta viajar tan lejos para reencontrarnos. De momento la estoy disfrutando un montón es como si cada vez que me siento a leer estuviera tomando un café con la Azul y ella me hiciera participe de sus zozobras.
ResponderEliminar¡Qué casualidad! Espero que la disfrutes tanto como he hecho yo.
Eliminar😊😊
Tengo muchas ganas de leerlo, pinta muy bien.
ResponderEliminarBesotes