El cautivo, de Jesús Sánchez Adalid
Tema Histórica
Colección HARPER BOLSILLO
Sellos HarperCollins
ISBN: 9788417216412
Publicación: 13/02/2019
En la noble ciudad extremeña de Jerez de los Caballeros nace en el S. XVI Luis María Monroy Villalobos, hijo segundón de una ilustre familia. Sus primeros años están marcados por la ausencia de su abuelo, cautivo del Turco, y del padre, que combate como capitán en un tercio de la armada imperial. Al fallecer este último, y en cumplimiento de su última voluntad, Luis María iniciará su formación como caballero al servicio del emperador en Belvís, Oropesa y Jarandilla de la Vera. Será paje del mismísimo Carlos V, descubrirá su gran talento y pasión por el canto y la vihuela, y apadrinado por su familiar el conde de Oropesa, entrará al servicio del nuevo emperador en el famoso tercio de don Álvaro de Sande, en Milán. La apasionante vida del caballero Monroy es el fiel reflejo una época tan fascinante como compleja, la del esplendor del imperio hispánico de los Austrias, la misma de Lope y Cervantes. El protagonista de la novela pronto descubrirá que los ideales caballerescos y religiosos, la música y la poesía, la patria y el honor han de convivir inevitablemente con la crueldad de las guerras, el hambre que asola al pueblo llano, y la iniquidad, a veces, de sus gobernantes.
Creo que llevaba ya demasiado tiempo sin leer una novela histórica. No sé decir qué fue lo que me llamó la atención de la lista de novedades de febrero de Harper Collins para señalar El cautivo entre todas las opciones que ofrecían. No conocía al autor ni tampoco su obra así que me fui directa a su web e investigué un poco. El cautivo es una novela que se publicó en 2004 por Ediciones B y que ahora ha recuperado Harper Collins para deleite de los lectores de novela histórica y de aventuras, y, sobre todo, de caballería. Esta es un perfecto homenaje a la novela caballeresca, a la que intenta asimilarse:
«Vida, aventura y desventura del noble caballero don Luis María Monroy de Villalobos, tambor mayor que era de los tercios de su majestad, y fue hecho cautivo por el moro en la triste jornada de los Gelves de Túnez»
Pues sí, esta es la primera novela caballeresca que leo y, aunque no puedo decir que me declare fan absoluto de este tipo de literatura, la he disfrutado un montón. El aporte real, costumbrista y de aventuras me ha permitido ir conociendo al caballero Luis María Monroy de Villalobos desde sus cuatro años de edad, durante su vida con un padre ausente, un abuelo que reaparece tras su cautiverio, una madre piadosa y una educación dirigida hacia lo que sería su futuro en los tercios, siguiendo el camino de su antecesor.
Escrita en primera persona, a modo de memorias (la novela contempla una parte de su pasado por lo que biografía no creo que se pueda considerar), utiliza de manera acertada y agradecida un tono narrativo algo arcaico que no llega a ser de lectura difícil ni pesado. Como lectora me encanta cuando el lenguaje es parte de la ambientación, me ayuda a acercarme más a la historia y a lo que el autor ha querido contarme.
-Mira, Monroy -dijo, con sus azules ojos muy abiertos y haciendo expresivos gestos con los dedos-, los reinos funcionan de esta manera: el rey y sus cortes gobiernan y dictan leyes en el nombre de nuestro Dios, pues hacen las veces dél en la Tierra; los sacerdotes contribuyen al bienestar del reino con sus oraciones; la Santa Hermandad y la alguacilería cuida del orden; el hombre llano, esto es, campesinos, propietarios de tierras de labranza y ganaderos, sustentan el reino con los productos de su trabajo; y el ejército lo defiende de los enemigos con las armas. ¿Comprendes? Ese es el orden del mundo y no hay otro. Resulta que esas buenas y pacíficas gentes, alas que hemos revisado las vituallas, pueden estar en sus tierras y dedicarse a sus labores gracias a que los soldados dan la vida para que haya paz. ¿Que sería del reino sin el ejército?... ¡Nadie podría trabajar!...¡Ni vivir! Así que deben contribuir a sostenernos, pues, dedicados nosotros a las armas, no podemos ganarnos el sustento.
Aunque a veces puede resultar algo lenta la acción, por esos momentos en los que no sucede nada, ha sido un viaje muy interesante por el siglo XVI español con la visión de los tercios, desde la mirada de un niño, que conocemos con cuatro años y que va creciendo mientras es testigo de lo que le rodea y condiciona su futuro. Es una aventura, una road-novel renacentista, un camino desde el hogar familiar hasta la lucha contra los turcos en tierras de cruzadas. He encontrado un dulce contraste entre la fiereza del ejército, la dulzura de la música y el corazón limpio de Luis María. Poco a poco su inocencia va dejando paso a la realidad de lo que vive, y nosotros con él.
- ¿Vas a casarte finalmente con ese caballero toledano? -le pregunté.
- ¿Qué he de hacer si no? -contestó resignada -. Tú te debes ahora a tus armas y yo... al oficio de las mujeres... ¡Ay, qué vida esta!
- ¿Serás feliz?
- ¿Lo serás tú?
Seremos testigos, porque él lo comparte con nosotros, de sus sueños, de su primer amor, de sus estudios, de sus decepciones, de sus miedos, de cómo descubre realidades, de sus pensamientos y de su nobleza. Él no deja de ser un caballero, al menos en espíritu, ya que todavía no ha terminado su formación.
He notado cierta decadencia de una vida que da la sensación de que está de capa caída, la de los tercios militares; decadencia que va acompañada del final del reinado del Emperador Carlos V (personaje que también aparece en la novela) y de la pérdida de muchos de sus territorios. Esa lucha contra el infiel, esas guerras y batallas estratégicas para conseguir más territorio y más poder, la familia que se quedaba en el hogar sin saber nada, las mujeres, la religión, la literatura, la música, el honor, el deber, el compañerismo, el apellido, el vasallaje, el Rey, los matrimonios concertados... la época del ¡Viva!
Llena de personajes y hechos (o hazañas) reales, constituye todo un trabajo de documentación y narración para permitir a los lectores más ignorantes, como es mi caso, acercarse un poco a esta época y a algunas de las cosas que ocurrieron y que marcaron lo que hoy es nuestro presente. El Gran asedio de Malta constituye uno de los momentos más importantes de esta novela, con la resistencia del tercio, con Dragut como pirata otomano y el fuerte de San Telmo como resistencia. Me descolocan los textos con gran contenido bélico porque tienda a no encontrarme a gusto pero he aprendido tanto que ha merecido la pena.
La novela termina, y da sentido a ese título, El cautivo, pero también deja abierta la puerta a continuar porque la vida de nuestro narrador no ha terminado, y, curiosamente, a pesar de que ha sido una lectura tranquila, entretenida pero, como suele pasar en este tipo de novelas, algo cuesta arriba en algunos fragmentos, sí me ha servido la necesidad de continuar con La sublime puerta, la siguiente aventura de don Luis María Monroy de Villalobos.
No lo conocía!
ResponderEliminarLa verdad es que no soy muy lectora de histórica (salvo de temas concretos), pero me la llevo apuntada igualmente, puede ser interesante.
Besotes