Ni aquí ni allí, de Tommy Orange

Título original: There there
ISBN: 9788491812586
312 páginas
Publicado en octubre de 2018
Traductor: Julia Osuna Aguilar

Estamos ante una voz que nunca hemos escuchado, una voz llena de poesía y de rabia, que estalla en la página con un apremio y una fuerza asombrosos. 
Una novela que sorprende por su forma de abordar una Historia compleja y dolorosa, un legado de belleza y de una profunda espiritualidad, así como la plaga de adición, maltrato y suicidio entre los nativos americanos. "Ni aquí ni allí" es un relato intergeneracional con un ritmo implacable sobre la violencia y la superación, la memoria y la identidad, la belleza y la desesperación incrustadas en la historia de una nación y su pueblo. 
Cuenta la historia de doce nativos americanos, cada uno con una razón personal para ir al gran "powwow" de Oakland. Jacquie Red Featehr hace poco que ha dejado el alcohol y está intentando recuperar a la familia a la que, para su vergüenza, abandonó.
Dene Oxendene está reconstruyendo su vida después de la muerte de su tío y va a trabajar en el "powwow" para honrar su memoria. Opal Viola Victoria Bear Shield ha ido a ver bailar a su sobrino Orvil, que ha aprendido danzas tradicionales indias viendo vídeos en YouTube y en esta reunión será la primera vez que baile en público. Allí vivirán una gloriosa comunión y un espectáculo de tradición sagrada y gran boato. Y también vivirán el sacrificio, el heroísmo y una sensación de pérdida inenarrable.


Se ha traducido el título como Ni aquí ni allí, y tiene sentido con la novela y el tono que transmite, pero en realidad There There es algo que se dice para reconfortar a alguien, sobre todo a niños; supongo que sería como nuestro ya está, ya está.
Uno tiene que conocer la historia de su pueblo. Cómo has llegado a estar dónde estás ahora, y lo mucho que depende todo de lo que hizo la gente para que estés aquí.
Gané esta novela en un sorteo que la propia editorial organizó y, a pesar de intuir que era una de esas historias con las que más disfruta, de esas que aúnan narrativa, verdad, violencia, intimidad y personas, he tardado casi un año en leerla. Ha resultado una lectura de esas que dejan poso, que te recuerdan que la vida es vida y que el pasado lejano deja huella en nosotros, una impronta que condiciona cómo te ven y, sobre todo, cómo te ves. Voy a ver si soy capaz de transmitiros qué he percibido de esta magnífica novela.

Por cierto, no me extraña que haya acumulado todos los premios y nominaciones que tiene; para mí, hay comunión entre lo actual, lo urbano, lo feo, lo real, lo social y lo cercano, y todo como un grito increíble de alguien que sabe de lo que habla, porque pertenece a ese mundo. ¿Cómo consigue Tommy Orange todo esto? Creando una historia con mucho sentido, a través de la cual comparte testimonios que nos pintan el escenario completo de lo que quiere compartir: esos indios urbanos que no son ni de aquí ni de allí.

Desde la punta norte de Canadá, la punta de Alaska, hasta el extremo más meridional de Sudamérica, a los indios nos quitaron de en medio y luego nos redujeron a una imagen con plumas. Nuestras cabezas están en banderas, sudaderas y monedas. Estuvimos primero en los peniques -cómo no, el céntimo indio- y luego en el níquel del búfalo, ambos antes incluso de que nos reconocieran el derecho a votar como pueblo. Ahora, como la propia verdad de todo lo ocurrido en la Historia mundial, y toda la sangre derramada en matanzas, están fuera de circulación. 

Su autor es un joven nativo americano de Oakland (California). Esto, a nosotros, no nos dice mucho, pero a ellos sí; no solo a los que viven en Oakland, lugar donde la comunidad  y nada más abrir el libro nos encontramos con un prólogo, escrito por él mismo, muy directo y muy claro, que posicionaba a esos "indios urbanos", dejando claro aspectos de su cultura, de su gente, desde  ese siglo XVII en el que fueron aniquilados como sociedad; nos habla de matanzas, de la simbología de la cabeza de un indio, habla incluso del Día de Acción de Gracias. Consigue acercarnos al autor, a su motivación y a su sentimiento de pertenencia. Es una declaración total de intenciones para que, cuando comiences a leer la historia que ha creado para el lector, sepas de donde viene esa fuerza y la verdad de su discurso, que se muestra en cada una de las palabras que utiliza.

El resentimiento que llevas encima está relacionado con haber nacido y crecido en Oakland. El resentimiento es concreto como el cemento, una losa en realidad, pesada por un lado, por una arista, el lado que no es blanco.

Y además, lo que pueda yo contarte de tu legado no te hace más o menos el indio. Un indio más o menos auténtico. Nunca dejes que nadie te diga qué significa ser indio. Muchos de nosotros murieron solo para que siguiera vivo un pedacito de nosotros, ahora mismo, aquí en la cocina. Tú, yo. Cada parte de nuestro pueblo que sobrevivió es muy valiosa. Tú eres indio porque eres indio porque eres indio —dijo, y puso punto final a la conversación volviéndose para remover la comida.
Reconozco que tiene algo que te engancha, que crea esas ganas de seguir adelante. A camino entre novela social, con un toque algo negro, pero sin llegar a manchar, y novela en parte psicológica, porque muchas de las voces se muestras a modo de testimonios y en primera persona, es verdad que al principio me costó ubicarme, como me ocurre con las novelas corales. Cada capítulo es corto y va pasando de uno a otro sin apenas relación, a modo de microrrelatos hasta que entiendes, visualizas el porqué de esa composición, y descubres cómo todo te lleva hacia un mismo punto.

Todos hemos pasado por cantidad de cosas que no comprendemos en un mundo que está hecho, o bien para partirnos el alma, o para endurecérnosla y que no pueda partirse, aunque eso sea lo que más falta nos haga.

Me ha hecho preguntarme si cobra sentido la existencia por pertenecer a un mismo grupo étnico, y si parte de esa situación desesperante que cada personaje de la novela muestra, un poco por la pérdida constante que transmite, es circunstancial o viene determinado por su herencia genética a modo de impronta social. Todo con la realidad de que la historia que Tommy Orange construye pertenece a una parte de la ciudad de Oakland y de su gente.

De todas las cosas que podían habérsele ocurrido, lo que le vino a la cabeza fue una palabra que la había oído a su madre, una palabra cheyenne: Veho. Significa araña, trickster, embaucador y hombre blanco.

Y yo me cuestiono la presencia constante del alcohol en la vida de los personajes; con ese aire de pesimismo, de decadencia, de marginalidad que da. Uno de las voces dice que el indio no está relacionado con el alcohol, solo que es una forma barata de evadirse.  

Cuatro partes, más el prólogo y un interludio. En estos dos últimos, el autor se dirige directamente al lector, implicándose como parte de la novela, como parte de los personajes por cercanía étnica. El resto (remanente, reclamo, regreso y powwow) estructura la trama, con mucho sentido, y nos envuelve y envuelve hasta ese final, en cierta manera, caótico, con la locura que puede ser la sin razón de ciertos actos y sus consecuencias.

Empezamos a hacer powwows porque necesitábamos un sitio donde juntarnos. Algo intertribal, algo antiguo, algo para conseguir dinero, algo por lo que trabajar, para nuestra joyería, nuestras canciones, nuestros bailes, nuestra percusión. Seguimos haciendo powwows porque no hay tantos lugares donde podamos estar todos juntos, dónde podamos vernos y escucharnos.

Una narración ágil, urbana, directa, sin grandes palabras pero con mucha presencia y, sobre todo, mucho significado, lo que le aporta la frescura y actualidad al texto, y consigue transmitir veracidad, fuerza y actualidad. Además, esa parte de la trama que se va construyendo poco a poco nos lleva a la historia en sí y nos deja con una sensación agridulce aunque con la convicción de que, tras esta lectura, somos algo más conscientes de la existencia de un pueblo, como el nativo americano, que para nosotros es bastante lejano y desconocido.

En resumen, una novela realista de índole social y testimonial, con un cierto aire de novela negra por esa parte que se acerca a la violencia de ciertos estratos de la sociedad, y la fuerza que aporta un texto escrito desde el conocimiento más arraigado. Ha sido una lectura muy interesante y, como ya os he dicho, de esas que dejan poso.

Si te ha gustado, sigue mi blog 




Comentarios

  1. No me llama mucho, pero aún así muy buen post guapa, Buen fin de semana ;)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Unlimited

Entradas populares de este blog

Me olvidé de mí

Piso para dos, de Beth O'Leary

¿A quién teme el diablo?, de Pablo Palazuelo

La solterona, de Jana Westwood #PremioLiterario2018

Sólo mía, de Elizabeth Lowell (Only #2)

El diablo también se enamora, de Eleanor Rigby

Tan cerca del horizonte, de Jessica Koch

El último día de mi vida, de David Orange #PremioLiterario2018

El hombre fetichista, de Mimmi Kass #retoíntimo

El señor de la guerra, de Elizabeth Elliott