Si la vida te da limones, haz culebrones, de Lara Smirnov
La familia Velasco es envidiada por su riqueza y posición social privilegiada, ya que son los dueños de grandes plantaciones de cítricos en el levante español pero, como es bien sabido, Los ricos también lloran.
Cuando un periodista escarbe en los orígenes de la fortuna familiar, descubrirá que no hace falta irse a Dallasni a los viñedos de Falcon Crest para vivir una auténtica Pasión de gavilanes.
Riqueza, poder, intrigas y secretos inconfesables en una montaña rusa de sentimientos que sacude a los Velasco, una familia tan apasionada como el amor de la madre de Frijolito por su pequeño. ¿Quieres conocer sus trapos sucios? ¡Asómate a sus vidas!
No siempre queremos leer algo intenso, profundo e inspirador; a veces solo apetece reír, disfrutar como cuando vemos una película sin maldad ni trasfondo, o, simplemente, acomodarnos en el sofá y engancharnos a una lectura cual culebrón venezolano (quien dice venezolano, dice colombiano, mejicano o de cualquier otra nacionalidad; me vale también turco, aunque sin el carácter dramático que tienen). Esto es justo lo que tienes en Si la vida te da limones, haz culebrones.
De joven pensaba que la vida sería apasionante como una serie americana, pero luego me casé con Queco y se volvió aburrida como un programa de deportes. -Kata fingió ofenderse con su comentario-. Con Hugo estoy viviendo una auténtica pasión de gavilanes. Nuestras vidas se han convertido en culebrones y, ¡ay, hermanita!, nada engancha tanto como un culebrón
Una historia divertida, desenfadada, donde hay malos muy malos, y buenos muy buenos; tenemos una muerte a partir de la que todo se precipita, hay engaños, deseo, matrimonios absurdos, pasiones ocultas, encuentros beneficiosos, sexo, identidad, amistad, pasado, búsquedas que tienen consecuencias y, sobre todo, Valencia y su color. Es fácil, divertida, sexualmente explícita en muchos aspectos, y simpática, no tiene mucho más. Quieres que los personajes buenos ganen y los malos no ganen. No llegas a emocionarte pero pasas un buen rato leyendo. No es de las que más me han gustado de la autora pero ese guiño a Valencia le añade un plus al texto. Eso sí, la cantidad de temas que toca llega a abrumar porque pasa de todo; justo como ocurre en un culebrón o telenovela.
-Mauri, no te hagas el anciano, que sólo tienes cuatro años más que yo.-Pero entre los veintiocho y los treinta y dos está la barrera de los treinta. Cuando la cruzas te regalan diez punto de vejez extra.
Con ganas de no repetirme, no dejo de pensar que menudo culebrón se ha montado la autora; hay de todo, no falta nada, con todas las maldades que puede haber, con personajes muy malos y otros muy buenos, y todo con esos giros locos de una telenovela.
Es verdad que muchos de los temas que toca esta novela no son temas para ser menospreciados, pero cuando lees esta historia no buscas esa seriedad o esa realidad inherente a otro tipo de lecturas, tanto en novela como en periodismo, porque desgraciadamente lo que nombra, embadurnado en tono de comedia, es real y es dañino. Pero dejamos a un lado que todo lo que tiene que ver con corrupción, prostitución, malversación, trata de blancas y otro tipo de delitos, aquí simplemente se convierten en el escenario de la historia de las dos hermanas y su manera de buscar, o encontrarse, el amor.
Como un faro, cuya luz se apaga y se enciende al girar, los ojos de Dani recuperaron su brillo y Katrina se dio cuenta de que mantenerlos encendidos iba a ser su nuevo objetivo en la vida
El eje central de la historia es la familia, pero no tanto la de sangre sino más bien la que acabamos creando nosotros, y cómo eso puede llevarnos a conseguir la felicidad, y siempre con la luz del Mediterráneo tan importante en la novela. Amor de mil maneras, familias de maneras distintas, paternidad, maternidad, atracción, sexo, engaño... Es una novela que se lee con simpatía. Entiendo que pueda resultar algo chocante en algunos aspectos. Por ejemplo, a mí me ha pasado con ese asesinato al que parece que no se le da mucha importante, aunque es el desencadenante del resto de la trama.
Fueron unas Navidades raras. La familia estaba de luto a muchos niveles. Si hubieran tenido un GPS familiar, se habría oído una voz de fondo diciendo: Recalculando, recalculando...
Me gusta Lara Smirnov; sus historias son lo que son y como tal las leo, y esta está en la misma línea que las anteriores. Siempre me da seguridad leerla. Es curioso cómo ha juntado todo lo que ocurre en una telenovela, sus líos, sus engaños, pero sin complicarnos mucho la trama, tan solo para hacer más amena esta locura de lectura, sin ser pesada ni complicada.
Por cierto, ese final me ha recordado a cierta gaviota que vi a lo lejos, sigue volando... por lo menos la luz, el entorno y la felicidad era similar. No me hagáis caso, manías de consumidora de culebrones de los noventa.
Muchas gracias por leerme y por la certera reseña. Siempre es un placer leer tus reseñas hechas con tanto criterio y respeto. :)
ResponderEliminarNunca he leído nada de la autora, puede que le de una oportunidad, buen post Carmen
ResponderEliminarPues un culebrón, jeje eso parece esta novela, igual se antoja, yo creo igual que tu, a veces una sóolo quiere una novela entretenida sin mayores ambiciones, y la portada es estúpenda, sin duda un libro como para tener en cuenta. Besos!!!
ResponderEliminarHola, Carmen. Anotada queda la lectura, y de nuevo disfruto muchísimo con tu reseña y las imágenes.
ResponderEliminarBesos y feliz septiembre.
He leído hace poco uno de esta misma autora y corroboro lo que dices de sus novelas en esta reseña. Son historias desenfadadas que te hacen pasar un buen rato.
ResponderEliminarUn beso
Jajaja, qué título más gracioso, es ridículo pero me encanta XD
ResponderEliminarTiene pinta de ser un libro que encaja bien para esos momentos que no sabes qué leer pero que necesitas algo que sea sencillo y levante el ánimo, lo tendré en cuenta.
Besinos.