Tapa blanda: 132 páginas
Editor: De Conatus;
Edición: 4 de abril de 2018
Colección: Cuadernos de Lectura Creativa
ISBN-10: 8417375082
ISBN-13: 978-8417375089
Los muertos es un relato del escritor irlandés James Joyce, incluido en su colección Dublineses, Es el más extenso y elaborado de los quince relatos que componen Dublineses, siendo considerado además el más significativo literariamente de todos.
La historia se presenta inicialmente como un festejo con baile llevado a cabo en una casa dublinesa. Sin embargo, el tema de fondo de la historia es la muerte. La muerte de seres amados lleva a los personajes a la retrospección en sus vidas, sobre todo a través de la figura de Gretta Conroy. En relación con ello, su marido, Gabriel, sufre una amarga revelación al final de la historia, que encarna una de las célebres epifanías joyceanas.
La acumulación de lecturas sin compartir con vosotros en el blog cada vez es mayor y mi opinión sobre Los muertos se ha ido retrasando y retrasando. No debería ser así pero a veces es imposible escribir sobre todo lo que se lee; falta de tiempo, simplemente.
¿Os ha pasado alguna vez que estáis leyendo un libro y nombran con tanto entusiasmo otro que tenéis que leerlo? Pues eso me ocurrió a mí con Los muertos. Yo empecé a leer este libro porque el protagonista de La buena esposa hablaba de él como algo increíble; lo había leído cientos de veces, y siempre disfrutaba de esa manera tan especial de terminar con una única frase. Como nunca había leído antes a James Joyce (dejo pendiente Ulises) me pareció que era una buena oportunidad para quitarme la ganas.
Aunque la edición que yo he leído tiene 132 páginas, solo unas 90 pertenecen al relato, el resto es material adicional (cuaderno de lectura creativa), del que os habla al final de esta publicación.
Los muertos es el último relato de la colección de relatos de este autor denominada Dublineses. Nos habla de una reunión entre amigos y familia, una tarde fría y nevada de invierno, en Dublín; nos habla de un hombre, su vida, su manera de ver a los demás, su descubrimiento y su decisión final; nos habla de personas, de decisiones, de anhelos, de sueños y de como todo eso queda apagado por lo que se debe hacer; nos habla de felicidad; nos habla de muertos y como esos muertos influyen en nosotros, con su recuerdo; nos habla del frío y del calor agobiante.
Os confieso que lo he tenido que leer dos veces porque, si bien entendía ciertas cosas y el texto me removía algo, me encontraba totalmente desubicada; mientras iba leyendo me daba cuenta de que era un texto muy fácil, mucho más sencillo y fluido de lo que me esperaba. Con un tono costumbrista, la historia no deja de traer una fiesta en la que yo veía cómo actuaban los personajes, cómo se relacionaban, y lo que no veía era la relación entre Los muertos, ese título tan tétrico y terminal, con esa fiesta, que era un momento de regocijo, reunión y celebración.
Otro de los puntos que también me inquietaron un poco era ver que, como en todo relato, no me presentaba el escenario total de cada personaje sino que iba dando pinceladas, sin explicar quién es quién o el porqué de esa manera de actuar, ya que el autor no lo necesita para contarnos justo lo que quiere contarnos, y aun así, yo tenía una visión clara de mucho más de lo que me esperaba.
Es verdad que una de las cosas que más me sorprendió cuando estaba leyendo era esa descripción física tan clara, y a veces exagerada, de cada personaje, excepto de Gabriel, que poco a poco se va convirtiendo en el personaje central de todos y de todo; y así iba yo avanzando en la lectura: me imaginaba un ambiente cargado, cerrado, pero a la vez festivo, con música (supongo que tiene mucho que ver con la manera de celebrar esas pequeñas reuniones de la época). Estamos en Irlanda, hace frío fuera, está nevando, las relaciones familiares... así me sorprendí a mí misma intuyendo muchas cosas del texto que realmente no me contaba: esas relaciones familiares que van un poco a menos, se muere una hermana y me hago cargo de la sobrina, la educación de las mujeres... para acabar comprendiendo que el personaje central es Gabriel, sobrino de estas tías ya mayores, solteras, que viven en la casa junto con otra sobrina y que se encargaban de una escuela de mujeres. Mientras lo leía seguía pensando por dónde me llevaba la narración.
La muchacha le devolvió una mirada por encima del hombro y dijo con gran amargura: —Los hombres de hoy en día no son más que palabrería y todo lo que puedan sacar de una.
Algo claro es que es corto y que está dividido en momentos (escenarios): antes de la cena (la espera), la cena en sí, con el discurso de Gabriel por medio, la despedida y luego Gabriel con su mujer en su habitación. Para mí empezamos en plano y poco a poco vamos ascendiendo hasta llegar a la cima con esa revelación de Gabriel sobre lo que quiere y lo que le gustaría para acabar con esa frase que tanto obsesionaba al protagonista de La buena esposa.
Ha sido mucho más sentimental e intimista de lo que me imaginaba.
Puedo sacar muchas conclusiones en torno a él, a Gabriel, a su matrimonio, a su manera de ver su relación con su familia, con su mujer, al sentimiento que tiene él frente a los demás con esa especie de ser superior pero con miedo a que sea muy obvio; no parece una persona decidida, incluso nada simpática ni agradable; frío, cuidadoso, incluso he pensado que hipocondríaco... me ha descuadrado esa manera de dirigirse a su mujer, a la que trata de poca cosa para más adelante descubrir los sentimientos que tiene. También deja caer un poco el tema del nacionalismo irlandés en esa época (siglo XIX), frente a lo que él llamaba inglés occidental.
Me ha gustado, sí, me ha gustado mucho, pero no sé si tanto como me esperaba. Entiendo la fuerza de la narración por encima de la historia y soy consciente de que Los muertos es especial, pero no sé si lo suficiente para dejarme sin palabras o sin aliento. Me he tomado esta lectura como algo que me enseña que alguien que sabe manejar las palabras puede jugar con mis percepciones y puede decir sin decir, algo que, para mí, está al alcance de muy pocos. Esto reafirma que debo leer Ulises.
Como os he dicho antes, esta edición en especial es lo que se llama un cuaderno de lectura creativa, por lo que antes del relato nos explica en qué consiste y cómo se implica un lector en la lectura de este libro. Lo más interesante para mí no era tanto el cuaderno de lectura creativa, ya que cada uno lee como quiere leer y lee como necesita, aunque es verdad que a través de esas pautas se aprende mucho lo que se puede recibir de un texto. Ha sido la propuesta de lectura creativa porque te iba explicando cada una de las partes en las que te puedes fijar a la hora de leer el texto: el escenario, la estructura, la primera parte, con Gabriel, el encuentro con Lilibeth, desmigando todos los momentos pequeños y cómo James Joyce perfila de manera increíble y maravillosa su personaje; esa segunda parte con la reflexión de Gabriel sobre su madre, el baile con la señorita Ibors, el encuentro con su mujer de camino a la cena, la cena, el discurso, y, por último, esa tercera parte en la que tendríamos esa anécdota del abuelo, la mujer de Gabriel, la última despedida, Greta, el descubrimiento de Gabriel y el final; también destaca la nieve como ambientación que es necesaria en este texto para cerrar.
Como ya os he dicho, fue este añadido lo que me hizo darme cuenta de que necesitaba una segunda lectura para volver a fijarme en esos detalles que hacen este texto tan especial, para ser consciente de si había sido capaz por mí misma de descubrir todo lo que James Joyce quería contarme. Hay cosas que sí estaban en mi cabeza y sí me habían llamado la atención y otras no tanto, y precisamente fueron muchas de estas últimas las que me hicieron apreciar más este relato. Por todo esto creo que el cuaderno creativo es una opción muy interesante y adecuada para mejorar mi comprensión lectora y educar mis conclusiones.
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