La última pintura de Sara De Vos, de Dominic Smith

The last painting of Sara De Vos
Nº DE PÁGINAS: 352
EAN: 9788416690671
ISBN: 9788416690671
AÑO: 2017
FORMATO: 15 x 23
ENCUADERNACIÓN: Tapa dura
PRECIO: 21,90 €
TRADUCCIÓN: Milla Soler, Carlos y Ferrer Marrades, Isabel

Ámsterdam, 1631. Sara de Vos se convierte en la primera mujer en ser admitida como maestra pintora de la Guilda de San Lucas. Aunque a las mujeres no se les permite pintar paisajes, después de un trágico suceso, la imagen de una niña en un bosque obsesiona a Sara. Desafiando las convenciones de su tiempo, decide pintarla.
Nueva York, 1957. La única obra de Sara de Vos que ha sobrevivido, En el linde de un bosque, pertenece al prestigioso abogado Marty de Groot. Este no puede sospechar que Ellie Shipley, una estudiante australiana de historia del arte, está a punto de realizar una falsificación para un marchante de arte con mala fama.
Sídney, 2000.Ellie es una reconocida historiadora del arte, y está organizando una exposición dedicada a las pintoras del Siglo de Oro holandés. Cuando descubre que los dos cuadros de Sara de Vos, el original y su falsificación, están de camino al museo, la vida que ha logrado forjar con tanto esfuerzo amenaza con desplomarse.

Un libro diferente a lo que me imaginaba. Creo que sería lo primero que diría si me preguntasen. No porque no tenga los tres elementos temporales que citan en la sinopsis: siglo XVII, con Sara De Vos; finales de los 50 en Nueva York, con Marty y una joven estudiante de arte; año 2000, Sidney, y esos más de cuarenta años transcurridos en la vida de Ellie, y en la vida del cuadro; pero si nombras la novela La joven de la perla, pues mi mente se va a otro lugar, y no es allí donde debe ir. Voy a intentar explicaros qué tal esta historia, que os adelanto que no ha estado nada mal, pero tampoco se queda entre mis mejores lecturas.

En el siglo XVII, las mujeres holandesas no pintaban paisajes —esa era la idea generalizada—, porque el género exigía pasar largas horas a solas en el exterior, un claro impedimento para el ama de casa holandesa el Siglo de Oro.

Una historia de narrativa, a camino entre la ambientación histórica, cuando nos llevan al Siglo de Oro de la pintura holandesa y nos colocan frente a una mujer, pintora, sola y triste, entre la poca intriga que gira en torno al «último cuadro de Sara De Vos», que tiene su hueco en la trama pero no llega a centrar mi atención, y entre lo que para mí es más interesante, la historia de Ellie, con todos sus errores y aciertos, y la de Marty. La interacción entre ellos, el camino que recorren, es la muestra de que las relaciones humanas no son fáciles y de que todos comenten errores motivados por necesidades no tan equívocas. Esa parte de verdad detrás de la vida de ambos, y de Sara De Vos, es lo que ha convertido esta lectura en un libro que no ha estado nada mal

Entretanto, Ellie, de pie en el bordillo de la acera, alargando el cuello para contemplar la fachada art déco con sus leones dorados y las baldosas con galones pintados, piensa que ahí está la vida inventada sobre la que ha escrito sus padres.

¿Qué le lleva a Sara De Vos a pintar su último cuadro? ¿Cuál es ese último cuadro? ¿Qué peso podemos soportar sobre nuestros hombros en relación a las herencias familiares? ¿Cuál es el ideal en la vida? ¿Qué significa la familia? ¿Somos capaces de querer? ¿Somos capaces de aceptar nuestros errores? ¿Somos capaces de perdonar? Muchas preguntas a las que el autor no da respuesta, sino que deja al lector la libertad de encontrarlas, si es que las hay, tratándole como un lector inteligente y aventajado. 

«Los billetes sin papel son un oxímoron», dijo él por teléfono

He encontrado cierto aire de decadencia en los personajes: la tristeza que arrastra Sara De Vos, volviendo gris sus días; la vida falsa que vive la Ellie de cara a sus padres, llena de soledad y aislamiento en su estudio de Nueva York, y cuarenta años después en su casa aislada; Marty y su conformismo vital, anhelando una salida o aceptando el paso del tiempo. A esto le unes ese devenir de los años patente en el hilo argumental, para que el autor construya la historia.

Hay quienes miran el arte, quienes lo compra y quienes lo hacen. Yo pertenezco a una categoría totalmente aparte: lo reparo, le devuelvo la vida. No es raro que un conservador se pase más horas a solas con una gran obra que el propio artista.

Una de las partes más sólidas de esta historia ha sido la ambientación, tanto en el siglo XVII, nada recargada y muy acertada, como en ese aire bohemio y culturalmente atractivo de la Nueva York de finales de los cincuenta. 

Por lo que sabía, además de devotos inveterados, los holandeses del siglo XVII eran pendencieros, bebedores y mujeriegos impenitentes. Cubrían las paredes de hermosas pinturas por la misma razón por la que bebían: para no pensar en el abismo. ¿O acaso Sara De Vos siguió pintando a fin de depurar su visión del abismo?

En cierta manera es como si el relato me hubiese mostrado que nuestras decisiones muchas veces llenan de arrepentimiento nuestra vida, y existe un momento en el que nos podemos sentir ajenos, incluso, a ella, por no saber la motivación que nos empuja a hacer algo, o a dejar de hacerlo, y eso afecta a nuestro entorno; en este caso, desde la creación de un cuadro, con su proceso y con la motivación que lleva a ello, pasando por la desaparición de una pintura que, para Marty, es más una losa recibida en herencia que le impide escoger otro camino, y por la obsesión de una joven llena de futuro pero cuyo presente está demasiado vacío. Nada es aislado.

Su tesis sobre las pintoras del siglo de oro holandés permanece inacabada en el apartamento, una hoja mecanografiada a medias se enmohece en el rodillo de una Remington. Hace meses que la tiene abandonada y, de vez en cuando, mirando el perfil curvo de la máquina o la palanca de retorno cromada, piensa: Remington también fábrica fusiles.

Bueno, creo que no he aclarado mucho sobre esta historia que, si bien he leído muy a gusto y de forma pausada, saboreando las pinceladas de humor inteligente y velado que descubría en el texto, y sufriendo junto con Ellie las decepciones y alegrías que te da la vida, no ha llegado a conquistar mi atención como para recomendarla sin reservas. La novela, y por ende la historia, está bien. Es una buena lectura, aunque no forma parte de mis inolvidables.

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Comentarios

  1. Este mes me he encontrado lecturas similares a está en cuanto impresiones están bien y resultan entretenidas pero tampoco son gran cosa o al menos lo que yo esperaba este libro me tienta con eso de tres historias en tres épocas diferentes pero no creo que termine leyéndolo al menos de momento

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  2. Muy interesante este libro, no lo conocía y no me importaría para nada leerlo.
    Un beso

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  3. Tiene una sinopsis atractiva y lo de los tres tiempos me gusta, pero tengo demasiadas lecturas en mi lista de pendientes y las objeciones que le pones me disuaden.
    Un beso.

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  4. Gracias, es de esos libros un tanto místicos y que al final no sabes muy bien lo que ha creado en ti, creo que de momento no va a estar en mi lista. Besos

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  5. A mí me gustó mucho en su momento (lo leí hará un par de años o más), pero con el transcurrir del tiempo me he dado cuenta de que no ha dejado ningún poso en mí y que esas cuatro estrellas que le puse en su momento deberían ser tres o tres y media. Y me pasó lo que a ti, esperaba algo más de la parte relacionada con el pasado y la pintura, es de mis épocas favoritas artísticamente hablando y no se profundiza demasiado en ella.

    ¡Besote!

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  6. Siempre me ha llamado mucho la atención esta novela. Quizá vuelva a plantearme el leerla.

    Un beso,

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