La oscuridad que conoces, de Amy Engel
Título original: The family dark
Autor: Amy Engel
Traductor: Laura Vidal Sanz
Sello: SUMA
Precio sin IVA: 18.17 €
Precio con IVA: 18.90 €
Fecha publicación: 09/2020
Idioma: Español
ISBN: 9788491294108
EAN: 9788491294108
Temáticas: Literatura contemporánea, Misterio y suspense, Novela negra y thriller
Colección: Suma
Edad recomendada: Adultos
En una empobrecida zona de los montes Ozark, en Misuri, en un pueblo pequeño con grandes secretos, dos niñas de doce años aparecen asesinadas. Sin nada que perder y rota de dolor, Eve Taggert se lanza a averiguar qué le ocurrió realmente a su hija.
Eve conoce el lado oscuro de la vida. Su propia madre se encargó de enseñárselo. Una dura lección que ella ha tratado desesperadamente de evitar a su pequeña Junie. Pero, contra todos sus instintos, quizá Eve necesite recurrir a la cruel fortaleza que le inculcó su madre para afrontar la verdad sobre el crimen... y sobre su auténtica naturaleza.
Una historia poderosa y afilada sobre lazos familiares, sobre mujeres que luchan en circunstancias extremas y sobre cómo incluso los lugares más oscuros y aterradores pueden ofrecerte el refugio del hogar.
Leí esta novela a principios de octubre y publiqué mi opinión en otras plataformas (Goodreads, Babelio y Amazon). Pensé dejarlo ahí, ya que comentar en el blog todo lo que leo es a veces muy complicado, pero hoy me he dado cuenta de que esta historia se merecía pasar por este espacio. Puede ser que el remanente que ha quedado en mí tras más de un mes y varias lecturas haga que mi opinión esté más arriba, pero creo que, si os gustan los domestic noir y esas lecturas que, a modo de thriller que no baja el ritmo, sorprenden con un giro inesperado al final, esta es una muy buena opción.
La novela comienza tal y como nos dicen en la sinopsis: dos niñas de doce años aparecen asesinadas en un parque. Poco se sabe de lo que ha pasado y será la madre de una de ellas quien intente averiguar más de lo que le están diciendo. A partir de ahí, la novela.
Lo primero que me llamó la atención en esta novela, que ya comienza con algo tan impactante como es el asesinato de dos amigas en un pueblo muy pequeño de Missuri, donde aparentemente nunca ocurre nada, fue que la narración, en torno a la investigación, corra a cargo de la madre de una de ellas. El hecho de que todo esté escrito en primera persona convierte la lectura en algo mucho más íntimo y creo que más intrigante. Vamos de la mano de esta madre soltera, con un pasado que se va poco a poco revelando, hasta descubrir quizá mucho más de lo que le hubiese gustado descubrir. Somos testigos de cómo afronta la pérdida de su hija, la soledad de su propia vida, la relación con su hermano, oficial de policía, y con su madre, drogadicta y alcohólica.
Lo que te golpea nunca es lo que esperabas. Siempre es algo sigiloso, que te ataca por la espalda cuando estás pendiente de otra cosa. ¿Cuántas veces nos habría dicho eso mi madre cuando éramos pequeños? Un pequeño consejo valioso en una existencia por lo demás sustentada en el alcohol y las drogas.
La parte que me ha resultado más interesante ha sido acercarme a Eve, esta madre, para ser testigo de las dudas con las que vive respecto a ella misma, a su manera de ser y a su forma de enfrentarse a todo. Me ha parecido un gran trabajo psicológico sobre este personaje, con una vida marcada por su infancia, por las carencias y por las decisiones.
Era posible que las mujeres cometieran actos violentos con menos frecuencia que los hombres, pero eran capaces de cualquier cosa, podían ser igual de atroces y crueles si se lo proponían. Yo sabía de primera mano que la violencia podía vivir dentro de una mujer.
Creo que en la novela se habla mucho de pertenencia a un lugar, a un entorno, y, sobre todo, de herencia, tanto física como emocional, proveniente de padres o abuelos, pero sin recrearse en ello. Más bien, está presente a través de esa manera de enfrentarse a una situación extrema como es la pérdida de una hija, que es lo único que tienes y lo que te ha mantenido a flote.
—Entonces no tengo ni idea. De nada. —Callé y cerré los ojos—. No hago más que intentar encontrarle sentido. A las muertes. A lo que pasó. A cuál fue la razón.
—Pierdes el tiempo, Eve. Es como mear al viento. Tratar de contestar esa pregunta, buscar el porqué de algo así te va a volver loca. El porqué no importa.
—¿Y entonces qué importa?
—Importa quién. La persona que empuñó el cuchillo. Eso es lo único que debe preocuparte.
Ese tono límite y apesadumbrado, que se mantiene en todo el texto, acrecienta la sensación que yo he tenido de que todo se va precipitando de una manera bastante activa, en contraste con lo que sería la vida en una población como esa en la que parece que se hubiese detenido el tiempo.
No sé qué opinarán muchos lectores, pero para mí hay mucha acción. Eve no deja que ese enorme vacío que siente, con esa sensación de final, nunca deja de buscar y de querer, permitiéndonos avanzar con ella. No obstante, llega un momento en el que el asesinato es lo menos importante, porque tú lo que quieres es saber cómo consiguió sobrevivir Eve a todo esto.
Podría decirse que los derroteros que lleva la trama son relativamente sencillos, pero creo que alrededor de esta simpleza hay un trabajo muy interesante. Aúna el que se lee muy fácil y además genera interés, no tanto por el crimen en sí sino más por saber qué parte de su oscuridad será capaz de controlar, o de domar, o de mostrar.
Esa boca mía era otra cosa más que había enterrado cuándo nació Junie. Porque quería enseñarle una manera mejor de abordar el mundo. Una que no la llevara a ser catalogada como basura blanca y poco más. Pero ahora me pregunté si tal vez una boca como la que había tenido yo antes no la habría ayudado a salvarse.
Para mí, todo esto hace que la narración sea mucho más remarcable. La autora construye unas zonas oscuras en torno a cada personaje. Son personajes inteligentes. Sin obviedades. También hay lealtad, pertenencia y desesperanza.
Al final, me quedo con lo de que somos lo que somos y lo que nos han enseñado a ser, con esa parte buena y mala que nos impregna. Me gusta la manera seca y directa que tiene de contar ciertas cosas; las suelta, no se regodea, lo que ayuda a leer de forma muy continuidad todo el libro. Realmente se puede leer en una tarde.
Me ha gustado mucho, sobre todo por Eve, por sus giros y por esa oscuridad que tan bien conoce; he llorado junto a ella, he notado el vacío de la pérdida, el dolor de la vuelta a lo que ha intentado olvidar, la fuerza de las decisiones y la intensidad de sus sentimientos. Entiendo que lo que esperes leer puede condicionar tu opinión, pero a mí el trabajo narrativo y de construcción me ha parecido muy interesante, además de pasar una buena tarde pegada a sus páginas.
Es curioso cómo algunas novelas van cambiando en nuestra memoria con el paso de los días. Algunas pierden y van quedando desdibujadas, como deshilachadas e inmateriales, sin sustancia. Otras, en cambio, crecen y lo van llenando todo y van adquiriendo peso y materia. Veo que eso último es lo que te ha sucedido a ti con esta novela. Me atrae mucho lo que cuentas y tomo nota de ella.
ResponderEliminarUn beso.
Pues sí que pinta bien. Tomo nota, que es un género que me gusta.
ResponderEliminarBesotes!!!
Aunque no tiene mala pinta por ahora lo voy a dejar pasar que quiero bajar mi lista de pendientes.
ResponderEliminarSaludos
Que hayas hecho esto dice mucho de la novela
ResponderEliminarMe parece que no la voy a dejar pasar. Besos
ResponderEliminarYO creo que todos los que la hemos leído coincidimos en lo mismo: nos ha sorprendido que en un thriller haya tanta profundización psicológica en un personaje. Eve es una gran protagonista
ResponderEliminarBesos
Me gustan las novelas domestic noir. Esta que reseñas, sin embargo, no me termina de convencer. Quizás sea el hecho de que esté narrada en primera persona por la madre de una de ellas, al mismo tiempo que decide averiguar más de lo que están diciendo sobre el asesinato de las dos niñas. Besos.
ResponderEliminarHola :)
ResponderEliminarLo ví pero a pesar de que me llamaba decidí no leerlo porque me daba demasiada angustia, hay momentos que una tiene la sensibilidad más a flor de piel.
Besinos.