Diez mil heridas, de Patxi Irurzun

Nº de páginas 336
Tema Novela histórica
Colección Novela Histórica
Sellos Harper Collins
Publicada 3/4/19

Diez mil heridas discurre a través de las peripecias de una saga familiar, que se inicia con la historia del esclavo africano Pedro Guinea, catador de venenos, mensajero real y mozo de fieras en la corte navarra de Olite; y lugarteniente del bandido Sanchicorrota, un tan real como desconocido Robin Hood navarro, que robaba a los ricos para dárselo a los pobres en el desierto de Las Bardenas.
La estirpe continúa con las peripecias del pícaro Antón Aguirre, que narrará en primera persona sus andanzas por los caminos, almadrabas y patios de comedias de los reinos de España, en un inframundo de curanderas, monjas consoladoras o estudiantes gorrones.
Por último nos deleitaremos con las desventuras de Zaide, con las que el autor recrea la vida del padrastro negro del Lazarillo de Tormes, a quien encontramos aquí, años después, acompañando al conquistador Alvar Núñez Cabeza de Vaca en el delirante viaje a pie por el Nuevo Mundo que este describiera en si obra Naufragios.
Una novela en la que Patxi Irurzun mantiene el tono de su anterior y exitosa obra, Los dueños del viento, y como es habitual en él nos presenta las vidas de aquellos que «nunca existieron; o, mejor dicho, fueron obligados a vivir como si no tuvieran derecho a hacerlo».

Si conocéis un poco mis gustos literarios es fácil que entendáis qué me atrajo de esta novela entre el catálogo de novedades de Harper Collins Ibérica: aventura, historia y familia. La narrativa histórica es una de mis favoritas así que esta fue la novela que seleccioné de su catálogo para leer. He tardado mucho más de lo esperado en terminarla, no tanto por la historia sino más porque no era el momento adecuado para disfrutarla como se merecía, así que no he hecho más que retrasarla.

En sus más de trescientas páginas me he encontrado tres relatos narrados todos por el protagonista de uno de ellos, Antón Aguirre, nieto de un esclavo africano, Pedro Guinea (apellido que se ponía a todos los esclavos que llegaban de allí como regalos o presentes de reyes y vasallos) que vino desde su tierra siendo un bebé, junto a su madre, desconocida para él, y que, como bien narra la primera parte, estaba al servicio del Príncipe de Viana, en el Reino de Navarra, a mediados del siglo XV. De la mano de este esclavo, y sus mil heridas, recorreremos la parte más real y cruel de la época y comenzaremos a adentrarnos en esta lectura; junto con él huiremos, buscaremos, sobreviviremos y amaremos
A mí, al contrario que a ellos dos, la naturaleza no me dotó ni de su fortaleza física ni de su espíritu aventurero (si bien la vida me deparó algunos peregrinos lances, de los que también daré cuenta en estas páginas), pero la rueda de la fortuna, mi voluntad y la Hermandad de los Negritos, a la que mediante estas páginas me dirijo buscando una vez más su amparo, me permitieron encontrar consuelo y refugio en los libros, que aprendí a leer y escribir, y dicen que no sin tino.
—¡Magnífico, Pedro! —Oyó, de repente, a sus espaldas.Era una voz extraña, dulce y grave a la vez, en la que los dos tonos sonaban impostados. La voz de un hombre educado para mandar y que aborrecía hacerlo.La voz del Príncipe de Viana.
La segunda parte es en primera persona porque es la historia del narrador, de ese nieto de esclavo negro que fue bandido, hijo de presidiario mulato y aventurero ocasional, y hermanastro de un conocido Lazarillo, amante de bruja y buscavidas que acaba bien situado y con posibles pero en una situación límite que le impulsa a escribir su legado. Aquí nos encontramos con el eje central de esta historia, con el porqué de los personajes, siendo algo que ya se revela en la sinopsis (si os habéis molestado en leerla, yo no lo hice) pero que igualmente sorprende.

La tercera parte es un viaje al Nuevo Mundo, junto con cientos de almas que sin saber muy bien qué hacían, se animaban a embarcarse para la tierra a la que llegaría años antes Colón, y gracias al cual vamos a disfrutar de la sorpresa de descubrir pueblos, costumbres, valores distintos; es una manera de sorprendernos, asquearnos y comprender lo distinto que era todo y las personas que estaban allí antes de que llegaran de Europa. También es un acercamiento a los sentimientos de ellos, nuestros personajes, al porqué de sus acciones y decisiones, obligados o no por sus circunstancias.
Hoy hemos hecho noche en el país de los atayos, donde los hombres se casan entre sí, orinan en cuclillas y cuidan de sus hijos, mientras que las mujeres, que solo tienen un pecho, cazan y guerrean. 
No sé si está hecho a propósito, pero me he encontrado un texto en parte melódico, lleno de crítica social; lleno de heridas, físicas y no físicas; lleno de maltrato normalizado en una época en la que la vida valía nada o menos que nada. Como otras obras de este tipo, es una aventura con un viaje de autoformación (o más bien tres, ya que cada uno recorre su camino), en el que la búsqueda de la libertad marca su existencia. A veces casi me recordaba a un cantar.

Formado por capítulos cortos donde se narran escenas, instantes, momentos, y donde se va saltando de uno a otro para facilitar el entendimiento. Cada uno está encabezado por un título muy largo en el que se explica, de una forma casi poética, de qué trata. La primera parte pertenece al conocimiento que se tiene del pasado por lo que te han contado tus padres, así que tiene el sabor de la leyenda o la historia recitada, rellenando los huecos con imaginación. La segunda es experiencia propia, así que se acerca más a esas memorias que solo un narrador puede compartir. La tercera son cartas y un diario, así que tiene el carácter de descubrimiento, de legado, de palabras compartidas, y de un viaje.

Como ya os he dicho, me ha resultado una aventura en el siglo XV  y XVI, con el sabor de historia, la ironía de la cruda verdad y el sueño de una vida mejor. Los protagonistas son personajes pequeños, en cierta manera anónimos que no han pasado a nuestros días pero que aportan mucha verdad y cercanía sobre el pasado; nos muestra la crueldad de los poderosos, como el Príncipe de Viana por ejemplo; tiene escenas muy íntimas, a veces demasiado; muestra falta de escrúpulos, muestra comportamientos reprochables; miedos, crueldad, locura, marginación, pobreza, muerte. Me ha resultado un texto muy visual, algo que tampoco me esperaba.
--¿Cuándo se muere del todo uno? ¿Cuando muere o cuando mueren todos los que se acordaban de él? --Escuchó redoblar la voz de Briano, el atabalero.

Quizás lo más interesante de esta lectura para mí haya sido la narración, con esos momentos, escenas, de las que os hablaba antes, que en conjunto desarrollan una aventura pero que me han hablado de una (tres) vida duras, difíciles, complicadas, pero vidas al final. Me ocurre con libros ambientados en esta época y que juegan con ese trabajo de denuncia social de actitudes normalizadas en esa época, con la impunidad de lo admitido como lógico y coherente, en un momento en el que había personas que estaban por debajo de la nada. Sí que me queda un cierto regusto agrio pero a la vez me enseña, me acerca y, por ende, me entretiene. Eso sí, no sería justo que no os dijera que a mí no ha llegado a atraparme todo lo que pensé que me iba a atrapar.

A pesar de que el libro se me ha hecho un poco cuesta arriba en algunos pasajes, más que nada por ese aire que tiene de memoria real lo que me dificultaba seguir el hilo argumental a veces, convirtiendo mi atención en algo desigual, tiene tantas alusiones a personajes reales y escenarios reales que me deja el sabor de lo real, y eso siempre es muy positivo y me gusta; y es algo que, una vez que he terminado de leer, voy recordando con más valor, con más cariño. Partimos de una idea original, él habla de su abuelo y de su padre, de su valor, de su coraje de lo que fue su vida, sus andanzas; de su abuelo a través de recuerdos y de su padre a través de cartas y un diario. Creo que plasma un escenario muy real y cercano de lo que pudo ser la vida de un esclavo, negro, traído de África cuando todavía era un bebé, su cautiverio junto al Príncipe de Viana en el Reino de Navarra, sus pensamientos, sus heridas (sobre todo sus heridas, sus cientos de heridas, sus diez mil heridas), sus miedos, su vida. Es una narración directa, visceral, aunque no íntima, está contado en un tono neutro, como quien ya no sufre sino que acepta su destino. 
Había llegado hasta allí siendo solo un niño, en una de las barcazas que remontaban el río Ebro hasta Tortosa -y desde allí hasta Olite a lomos de una acémila- junto a varios naranjos y dos búfalos, con los que Odnat-Nevni-ot-Seolem, sultán de los mamelucos, había tenido a bien obsequiar en cierta ocasión a los reyes de Navarra.
El valor del texto es dar voz a aquellas personas anónimas que lucharon a su modo a pesar de lo que sufrieron por el maltrato de los poderosos; todo unido al atractivo de las expediciones en el Nuevo Mundo. 

Por cierto, haber mujeres las hay, pero ellos son los protagonistas; personajes llenos de taras físicas, que les han convertido en parias, en asociales, en perseguidos, en diferentes; y a pesar de todo sobreviven, tiran, avanzan... 

No sé si alguien más ha dado voz a ese padrastro negro, amancebado con la madre del Lazarillo de Tormes, y a su hermanastro mulato, pero hay que agradecer a Patxi Irurzun que lo haya hecho, a mí me ha puesto en el siglo XV y XVI y me ha soltado para que fuera testigo de todo lo malo y lo peor, y eso se lo agradezco; así como alguna de las anécdotas, por llamarlas de algún modo, que me han dejado sin palabras, tipo las monjas "consoladoras".




Comentarios

  1. Parece que tiene muy buena pinta, pero de momento no me llama mucho!!!! muy buen post guapa

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  2. Estupenda reseña, pero estos libros no son para mí.

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