A lo lejos, de Hernán Díaz
Traducción de Jon Bilbao
ISBN: 9788417553524
Formato: 13 x 20 cm
Páginas: 344
Una novela llamada a reinventar un género. Un western atmosférico en el que cantinas, vagones mineros, indios y buscadores de oro conviven en místicos espacios silenciosos que nos traen a la memoria a Cormac McCarthy y las aventuras del trampero Jeremiah Johnson.
Håkan Söderström, conocido como «el Halcón», un joven inmigrante sueco que llega a California en plena Fiebre del Oro, emprende una peregrinación imposible en dirección a Nueva York, sin hablar el idioma, en busca de su hermano Linus, a quien perdió cuando embarcaron en Europa. En su extraño viaje, Håkan se topará con un buscador de oro irlandés demente y con una mujer sin dientes que lo viste con un abrigo de terciopelo y zapatos con hebilla. Conocerá a un naturalista visionario y se hará con un caballo llamado Pingo. Será perseguido por un sheriff sádico y por un par de soldados depredadores de la guerra civil. Atrapará animales y buscará comida en el desierto, y finalmente se convertirá en un proscrito. Acabará retirándose a las montañas para subsistir durante años como trampero, en medio de la naturaleza indómita, sin ver a nadie ni hablar, en una suerte de destrucción planeada que es, al mismo tiempo, un renacimiento. Pero su mito crecerá y sus supuestas hazañas lo convertirán en una leyenda.
Moverse por el desierto palpitante era como sumirse en el estado de trance precedente al sueño, cuando la consciencia ha de recurrir a todas las fuerzas que le restan para nada más que registrar el instante de su propia disolución.
Te tiene que gustar mucho leer para disfrutar de esta novela. Antes de hablaros más de la historia, os diré que es pura narración; el autor consigue transmitir ese desierto sin fin que parece ser el camino que recorre Håkan desde que sale de su pequeña granja, en Suecia, hasta que se convierte en lo que es, por lo que hay que adentrarse en ella con una buena cantimplora, la vais a necesitar, y la tranquilidad de saber que sale del viaje, más que nada porque el texto comienza al final y será el propio «Halcón» quien relate lo que vivió, casi a modo de confesión y con la sabiduría que da el paso de los años.
A lo lejos fue mi autorregalo de cumpleaños (el segundo, porque me regalé dos libros); un buen libro para celebrar que los años pasan y que da vez soy más ignorante, como todos. El libro «me lo presentó» la autora Norma Estrella tras su recomendación en instagram, y yo, que soy muy fácil de convencer, allí que me fui, de cabeza, sin dudarlo. Ya sabéis que la mejor manera de acercarte a buenas lecturas es fiarte de buenas lectoras (perdonad que utilice el femenino pero, ya sabéis, dicen que las mujeres leemos más que los hombres, así que, en este caso, es lo justo para generalizar).
Mi consejo, quedaos con la primera frase de la sinopsis para saber que lo que vais a leer es algo especial, y adentraros en el resto si no os importa que os descubran parte de la aventura de Håkan y de los personajes con los que coincide en ese viaje; yo no lo hice, yo me tiré de cabeza con él, quedándome en la primera frase, pero ahora que lo he terminado, y confirmando que el texto va más allá de lo que contiene, no veo tan malo ser consciente de qué te vas a encontrar, o mejor dicho, a quién te vas a encontrar.
Håkan es el único protagonista de esta historia que comienza con un viaje que emprenden su hermano mayor y él hacia América buscando una vida mejor, o escapando de una vida peor; desde el principio se queda solo, se pierde, y es precisamente esa búsqueda de su hermano la que le marca el camino a recorrer. Ese camino es su vida y es su aprendizaje o su formación; no es un camino fácil ni ameno ni claro, es la realidad de ese siglo XIX, clara, fría, cruda y abrupta, pero al final es la suya.
América no le causó una honda impresión a Håkan. Después de haber escuchado tantas historias de Linus, esperaba un mundo extraño y de ensueño. aunque era incapaz de nombrar los árboles, no reconocía los cantos de las aves y le sorprendía el rojo-azul de la tierra árida, todo (plantas, animales, rocas) conformaban una realidad que, pese a resultarle desconocida, pertenecía, al menos, al ámbito de lo posible.
Como podéis suponer, es un largo viaje el que realiza nuestro protagonista donde el árido paisaje se aúna con la soledad, el aprendizaje y la naturaleza. Creo que esa transformación a naturista, o naturalista, ahora no sé cuál es el término correcto, con la sequedad y el dolor añadido del que se aísla para poder sobrevivir, llegando un momento en el que pierde su propia identidad, es un deleite para el lector. Eso sí, como ya os he dicho, es una lectura adecuada para disfrutar poco a poco porque si no es así, puede llegar a agobiar.
Tengo la sensación de que la doctrina de búsqueda del origen de todo, del porqué, del organismo primigenio, está en el libro y acaba formando parte de la idea global de esta novela, aunque quizá más metafóricamente de lo que parece. Puede que sea una tontería, pero, al final, es como si Håkan volviera al origen de la vida en sí, pero sin buscarlo, con sus reacciones tan primitivas, sus miedos, su forma de relacionarse o, más concretamente, su simbiosis con el entorno.
Resultaba imposible distinguir su pena de su comodidad; ambas poseían la misma textura y temperatura. El confort y la melancolía, se percató, surgían de la combinación del agua fría y el olor a resina de pino.
No me hagáis mucho caso. La trama es más simple de lo que puede parecer leyendo mis palabras; los personajes que acompañan a Håkan son muy terrenales: prostitutas, bandidos, cuatreros, buscadores de oro, científicos, indios, caballos, peregrinos... y él, simplemente, sobrevive.
A pesar de la parquedad que muestra el argumento en sí, el rico vocabulario no llega a abrumar pero plasma, de una manera a veces irreverente, esa sequedad, esa suciedad, esos olores, ese carácter tan bajo que podía tener la vida entonces y en esos lugares, que me sorprende. La novela, para mí, tiene la fuerza de contar la historia, o leyenda, del Halcón, con la soberbia de aquellos que saben llevarte a donde quieren, por donde quieren, llamando a las cosas por su nombre. Tiene esa crueldad vital que hace que el texto pierda ficción, siendo ficción.
No amaneció. Solamente palideció la negrura.
Desconcertante ha resultado ser Håkan; es un personaje que en sus silencios consigue ganar tu atención y tu simpatía, casi de una manera visceral o tierna; despierta esa sensación de indefensión a pesar de que es capaz de avanzar siempre; esa timidez, esas pausas, le convierten en un compañero de viaje extraño. Creo que la comunión que consigue él consigo mismo es tan extrema que asusta.
No sé cómo calificar la novela. Es un trabajo narrativo muy interesante. Es un estudio global completísimo de un personaje con todos sus recovecos. La novela es él, Håkan; y es una tierra, un viaje, una vida; es la historia de cómo se convirtió en el Halcón. Western, porque está ambientada en el lejano oeste, con peregrinos, vaqueros, búsqueda de oro, colonos; tiene espíritu de negra, aunque sea solo por la violencia que de pronto mancha el texto y a sus personajes; tiene una base de novela de formación, porque hay un viaje que cambiará y definirá al personaje; de aventuras e histórica, sin duda. Al final, todo queda en una gran novela.
Moverse por el desierto palpitante era como sumirse en el estado de trance precedente al sueño, cuando la consciencia ha de recurrir a todas las fuerzas que le restan para nada más que registrar el instante de su propia disolución.
América no le causó una honda impresión a Håkan. Después de haber escuchado tantas historias de Linus, esperaba un mundo extraño y de ensueño. aunque era incapaz de nombrar los árboles, no reconocía los cantos de las aves y le sorprendía el rojo-azul de la tierra árida, todo (plantas, animales, rocas) conformaban una realidad que, pese a resultarle desconocida, pertenecía, al menos, al ámbito de lo posible.
Resultaba imposible distinguir su pena de su comodidad; ambas poseían la misma textura y temperatura. El confort y la melancolía, se percató, surgían de la combinación del agua fría y el olor a resina de pino.
No amaneció. Solamente palideció la negrura.
Esas tareas recurrentes hacían que cada día se pareciera a la anterior, y que las jornadas, del amanecer a la puesta del sol, carecieran de indicadores para dividir el tiempo.
Me ha sorprendido mucho el final. Me ha gustado muchísimo cómo está tejida toda la novela. Ha sido un interesante y bonito ejercicio narrativo de lectura, obligándome a estar en silencio mientras leía. Yo suelo leer con mucho ruido a mi alrededor porque mis hijos son muy habladores y ruidosos, ¡qué le vamos a hacer!, y estoy acostumbrada a abstraerme sin problema, pero hay ciertas lecturas que deben ir acompañadas de silencio y eso ha sido en algunos pasajes A lo lejos.
A lo lejos es mucho a lo lejos; es hacia delante, es caminar, es ser capaz de estar con uno mismo. Ha sido una novela que tiene aventura, violencia, emoción, algo de intriga, enseñanza, naturaleza, supervivencia, y tiene un increíble trabajo de construcción de un personaje. Es brutal. Eso sí, no voy a negar en algunos momentos se me hacía cuesta arriba, al igual que a Håkan, y en otros he llegado a pensar que todo terminaba.
De nuevo al oeste. La hierba, el horizonte. La tiranía de los elementos. Imágenes indefinidas en su cerebro; apenas pensamientos. El caballo decidiendo el rumbo. Comidas esporádicas. Carraspeos para recordarse a sí mismo. Quemado por el sol. De cuando en cuando, el olor de su propio cuerpo. Un interés vago y ausente por las flores y los insectos. Lluvia. Ningún rastro, ninguna amenaza. A veces, un fuego bajo sus dedos. El burro y el caballo en su presente perpetuo. Sus manos haciendo cosas. Seguir. Respirar, de algún modo. Entumecido, sin alivio de su creciente desolación. Dejando que el cielo estrellado lo absorbiera cada noche.
Acceso al primer capítulo, por si te ha entrado curiosidad: AQUÍ (el enlace lo he tomado prestado de la web de la editorial).
Hernán Díaz nació en Buenos Aires en 1973 y, en la actualidad, trabaja en la Universidad de Columbia.
Es el autor del estudio de teoría literaria Borges, entre la historia y la eternidad (2012) y es el editor de una revista académica dentro del Hispanic Institute de la propia universidad. Sus cuentos y ensayos han aparecido en medios como The New York Times, Playboy, Granta o The Paris Review. Su primera novela, A lo lejos (2018; Impedimenta, 2020) fue galardonada con el Saroyan International Prize, el Cabell Award, el Prix Page America y el New American Voices Award, entre otros, además de ser incluida entre los mejores diez libros del año según el Publishers Weekly.
La obra también resultó finalista del Premio PEN/Faulkner a la mejor ficción y del Premio Pulitzer de 2018 por «su rechazo de las convenciones del género de la novela histórica, su análisis de los estereotipos que pueblan nuestro pasado y su retrato de la alteridad extrema».
Vive en Nueva York.
Preciosa reseña. Qué novela tan difícil de comentar. Y qué fácil de sentir. Se te queda pegada en el alma como la arena del desierto en la garganta. <3
ResponderEliminar¡Hola! Se nota por tu reseña que es un libro que has disfrutado y que te ha marcado bastante. Yo en un principio no tenía intención de leerla, ya que la sinopsis en sí no me llamaba especialmente la atención, pero después de leer tus palabras creo que me lo voy a tener que replantear. Parece ser uno de esos libros que te cambian la vida casi sin que te des cuenta.
ResponderEliminar¡Nos leemos!
Hola, gracias por la reseña es muy completa y se nota que has disfrutado el libro.
ResponderEliminarDe momento no me llama la atención.
Por cierto, no conocía tu blog, me quedo por aquí.
Un saludo
Hola, Carmen. Esta novela creo que es para leerla despacito, para saborear la historia y la escritura. De nuevo me has descubierto una lectura apetecible.
ResponderEliminarBesos y feliz fin de semana.
Hola.
ResponderEliminarNo conocía el libro y por el momento no creo que lo lea, tengo demasiados pendientes, pero gracias por la reseña.
Nos leemos.