Suave como la seda
Suave como la seda, de Noelia Amarillo
(Amidos del barrio #3)
Sinopsis (según Goodreads):
El espléndido príncipe azul venció al fiero dragón, desafió a la malvada bruja y rescató a la hermosa princesa. Con los primeros rayos de sol, montaron sobre el blanco corcel y emprendieron viaje hacia un castillo de cuento de hadas…
Pero, ¿y si el príncipe ni es príncipe ni es azul? ¿Y si no tiene blanco corcel, ni castillo maravilloso? ¿Y si es un honrado trabajador, con un sentido del humor inexistente y un genio de mil demonios? ¿Y si viste vaqueros en vez de brillante armadura y su ejército lo componen zapatos en vez de guerreros? ¿Puede un simple zapatero ser el príncipe encantado que toda princesa busca?
¿Y si la princesa no es delicada? ¿Y si en vez de tímida y recatada es arisca e insociable? ¿Y si no sabe entonar dulces canciones de amor, pero se le da de maravilla pelear? ¿Y si en vez de bordar hermosos tapices, su trabajo consiste en vender juguetes eróticos? ¿Puede esta insólita mujer ser la dulce princesa que enamora al príncipe azul… aunque dicho príncipe sea en realidad un zapatero enfurruñado?
Puede el amor surgir entre la chatarra, los zapatos y las clases de jiu-jitsu de un gimnasio de barrio? ¿Por qué no?
Tres de tres llevo con esta escritora y por ahora no he encontrado ninguna pega a sus historias y a su manera de escribir. Con esta tercera entrega de la Serie Amigos del Barrio vuelve a llevarse un poco de mi corazón con ella. La historia de Darío y Ariel no tiene ningún desperdicio, es simplemente maravillosa. Otro adjetivo que utilizaría sería el de dulce, muy dulce... pero no al estilo "historia de amor pastelona" sino de la forma "este chico es un amor, como un osito grande y maravilloso al que estarías todo el día abrazando" (y mira que es un burro, pero con un corazón inmenso).
Otra gran lectura para este verano. La historia me ha gustado por sus matices y, de nuevo, por sus personajes. Son simplemente magníficos, como en los dos libros anteriores. Son reales, con muchos defectos y con grandes cualidades humanas.
He llegado a soltar una lagrimita en la parte final del libro.
Recomiendo su lectura, sin miedo a equivocarme.
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