La postura imperfecta, de PL Salvador

La postura imperfecta, de PL Salvador
Editorial Distrito 93
Año de edición 2022
Materia: Ficción moderna y contemporánea
ISBN:978-84-18783-36-4
Páginas: 201
Colección: Roja Línea

Un recepcionista de noche esquizofrénico nos cuenta su azarosa vida. A lo largo de ocho horas de soledad, nos irá relatando hechos increíbles que sin embargo ocurrieron para su desgracia.
El anónimo protagonista aprovecha el encargo que le ha hecho un amigo escritor para diseccionarse. Intentará, a través de unas reflexiones estructuradas, recomponer una personalidad que cayó en los abismos.
«De una niñez solitaria a una juventud traumatizante. De la enfermiza introversión de la adolescencia a la rebeldía más dañina. De la atrofia cerebral a la esquizofrenia. Ascensión y caída de un hombre que ha necesitado sufrir para encontrar su camino. El infierno escolar, el éxito universitario, la opción criminal y los diferentes psiquiátricos, todo un rosario de paradas para un autobús desbocado».

Gracias al autor, PL SALVADOR, por permitir esta gran lectura conjunta, y a Laky por ser el blog anfitrión y coordinarnos maravillosamente, me he acercado (por fin) a un libro de PL Salvador. Tenía pendiente leer algo de él desde hace ya tiempo; además, es un escritor fijo en las lecturas de una amiga (gran lectora) y eso siempre es un aliciente a la hora de decidirme.

Por si no lo sabéis, La postura imperfecta ha ganado el III certamen Martín Fierro de denuncia social (2021). Esto siempre es bueno, aunque el premio no sea muy grande, porque confirma la calidad narrativa del texto, además de acercarnos a una historia que, quizá, de otra manera nos hubiera pasado desapercibida.

Una sorpresa te encuentras con el libro, que refleja, no sabes si de una manera real o ficticia, los pensamientos o las palabras del personaje protagonista, este recepcionista de noche, esquizoide, que comparte con los lectores lo que ha sido, y es, su solitaria vida, no solo en relación a su enfermedad mental, que ya de por sí le condiciona su realidad, sino en todo lo demás (familia, infancia, amores, amistad, pasado, presente...). Depende mucho del lector, como suele ocurrir, que se sienta más cerca o más lejos del narrador. A mí me toca de cerca porque tengo un familiar esquizofrénico grave y ha llegado, incluso, a resultarme esclarecedor lo que estaba leyendo en algunos momentos.

¿Seremos los humanos, después de todo, una especie camaleónica? Lo que está claro es que sí cambiamos de aspecto con facilidad adaptándonos al medio en el cual vivimos y, con frecuencia, a la persona con quien dormimos.

Un texto rápido, ágil, divertido, a veces irónico, a veces mordaz; aunque no por ello nos libramos de ciertas partes más densas en las que hay que hacer el esfuerzo de acercarse a la filosofía vital, bañada de verdad sesgada. Sin duda, es lo habitual es un texto intimista. Está escrito casi como unas memorias rápidas, donde se confiesan las pautas del narrador para entender su propia realidad, y la del resto del mundo y de la sociedad a la que pertenece.

Metaliteratura, sin duda; el propio escritor está presente en el narrador como amigo y como inductor del texto. Es imposible no preguntarme si el narrador no es el alter ego del escritor, al menos yo he llegado a percibirlo así en algunos detalles. ¿Qué hay de verdad en lo que este recepcionista ha querido compartir con los lectores de su amigo editor? ¿Cómo Salvador consigue estructurar la dualidad intrínseca a este enfermo mental de tal manera que parece más cercana a cualquiera de nosotros, no afectados por este tipo de patologías psiquiátricas? ¿Qué parte de la impronta genética es definitoria para el personaje? ¿Cómo ha conseguido realmente salvarse?

Si me centro en el contenido de sus páginas, el recorrido vital que nos proporciona el narrador sobre su vida hace que, como lectores, dibujemos un lienzo de lo que pudo ser su existencia hasta este momento, incluso incluyendo a los personajes que él ha querido que conozcamos (su padre, su madre, su hermana, sus pocos amigos, su amante, sus compañeros de trabajo), y lo que es su existencia actual. Lo primordial es aprender sobre su manera de asimilar su pasado, su presente, sus sentimientos y su forma de relacionarse con el mundo. Supongo que os habéis dado cuenta de la cantidad de veces que uso el posesivo «su» ya que él es que habla y sobre el que habla. No hay mucho más.

Un texto lleno de filosofía, de aprendizaje y muy personal. Hay una historia, sí, la hay, pero no sé si es lo más importante. Además, las continuas referencias a la literatura, como fuente esencial de conocimiento de nuestro narrador, unido con esa visión fascista de sí mismo que nos refleja pero que a la vez cuestiona y critica, añaden mucho más interés y atractivo al texto.

Ahora me vienen a la cabeza las palabras de Karl Marx: «No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia», y me digo que la sociabilidad es un ingrediente indispensable en todas regeneración mental.

Mi curiosidad lectora me insta a pensar si el escritor utiliza el recurso de un narrador esquizoide para dar libertad a sus pensamientos, proporcionándoles el escenario perfecto, y como excusa para exponer su manera de ver bastantes aspectos de esta sociedad, o si, por el contrario, el mundo que refleja, o más bien la parte filosófica asociada al pensamiento sobre nuestra propia existencia, viene relacionado directamente con esa enfermedad mental. No lo tengo claro; yo me inclino más por la primera opción, siempre que no estemos ante un personaje real y siempre que parte de estas memorias o confesiones estén más arraigadas al escritor y a sus vivencias de lo que podríamos pensar.

Hay mucha literatura en el texto porque las palabras se convierten en un instrumento muy importante; es una manera de expresar y de llegar al lector. El narrador se nos presenta como alguien real y cercano a través de esas palabras, y a través de las lecturas que le han influido y que le han hecho ser consciente de la verdad que le rodea. Tenemos esa parte de verdad en la mirada del enfermo que llegamos a percibir como un sabio «loco» que ha encontrado su punto medio para no perderse.

En algunos momentos, el texto ha sido enriquecedor e interesante, y en otros, quizá más por la naturaleza filosófica sobre la existencia humana, ha sido abrumador e, incluso, de lectura lenta (y densa). Al final, no deja de ser un especie de memorias en las que se va desgranando el sentido de la propia existencia que ha llevado al personaje a entenderse y a entender su especial relación con el entorno; una narración positiva, sí, porque da esperanza, porque mira de frente a la vida; compleja, como puede ser el mismo sentido de la existencia de todos nosotros; religiosa, porque intenta explicar y justificar el porqué de esa existencia y el camino que debemos llevar para encauzar nuestra ida a ese fin luminoso que puede ser lo que hay más allá de la vida terrenal; esclarecedora, ya que muestra esa parte del sufrimiento del personaje en sus casi cincuenta años de existencia; realista, sincera y también sesgada. Si su presente está en equilibrio, su pasado, cuestionable y oscuro, es lo que quizá nos acerca más a la naturaleza esquizoide de la que nos habla.

Y de mis últimas consideraciones deduzco que la cordura viaja junto al bien y la locura en compañía del mal.

Me parece un ejercicio bastante interesante de trabajo sobre esa dualidad que se debe encontrar dentro de las personas que sufren esquizofrenia, el bien y el mal como base, la quietud y el movimiento, la percepción y la realidad. La esquizofrenia es una enfermedad mental grave en la que se ve afectada la manera en la que una persona piensa, siente y se comporta, y un esquizoide es alguien que tiende a la esquizofrenia sin llegar a presentar la gravedad de esta enfermedad. Esta puntualización es importante, sobre todo para situar a nuestro narrador en contexto.

En resumen, un libro muy interesante, intimista, complejo y, en cierta manera, positivo, sobre la verdad interior de un personaje tan particular. Por cierto, maravillosa portada, ¿verdad?


**No esperaba que me saliese una entrada tan larga. Es posible que la falta de publicaciones haya hecho que tenga más ganas de hablar. Si has llegado hasta el final, gracias; si no lo has hecho, lo entiendo perfectamente xD.


Comentarios

  1. ¡Holaaaa!

    Ya desde la portada me atrae muchísimo *_*
    Lo he estado viendo por muchos blogs y desde luego pica mi curiosidad, parece una lectura diferente, con una voz muy íntima y que trata multitud de temas: metaliteratura, reflexiones filosóficas, un narrador con una enfermedad mental... y bueno, no sabía que tenía ese toque de humor mordaz, pero me ha gustado ;)

    ¡besotes!

    ResponderEliminar
  2. Aciertas, Carmen, cuando piensas que he utilizado al narrador esquizoide para dar libertad a mis pensamientos. Aciertas también cuando te preguntas qué hay de verdad en lo que este recepcionista ha querido compartir con los lectores; aciertas porque considero que es una pregunta clave; de alguna manera ya hablamos de ello en Twitter, pero añadiré algo más aquí. El ochenta por ciento de lo que se narra sucedió más o menos como se narra. En cuanto al ochenta por ciento de las reflexiones, la pregunta queda contestada en la primera frase.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por comentar y, sobre todo, por responder a mis preguntas... lógicamente, se podrían dar muchas más en torno a un café porque me interesa el proceso creativo de esta historia. Si algún día se da esa coincidencia, estaré encantada de que me cuentes cuál fue el punto de partida para escribirla.

      Eliminar
    2. No vamos a esperar a ese café porque igual se nos enfría. Ahora que estamos los dos solos, te diré que todo comenzó en 2003, en una pizzería, mientras cenaba con un amigo. En este caso, lo que nuestro protagonista cuenta es totalmente real: «Regresando a mi recuperación, esta noche no he cenado solo». En el resto, lógicamente, hay de todo, la ficción y la realidad se enroscan hasta fundirse.

      Eliminar
  3. La reseña no me parece larga. Creo que tiene la medida que debe tener. Te noto a gusto. Creo que has disfrutado escribiéndola. Por eso te ha salido una reseña tan natural. Espero que volvamos a encontrarnos en otra de mis historias. Ya te digo que esta que acabas de leer es la más sesuda.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues te aseguro que borré párrafos completos... a veces me emociono un poco, y más si la historia tiene mucha miga para hablar y hablar... eso es lo maravilloso de un libro, ¿no crees?

      Eliminar
    2. Claro que sí, Carmen, porque si terminas un libro y lo olvidas enseguida, es que no te ha dejado huella. La postura imperfecta es el libro que más me ha costado de escribir, el trabajo de documentación fue tremendo, y luego lo he ido revisando a los largo de casi dos décadas, de hecho lo habré corregido unas veinte veces. Registré el libro en 2004, y ve la luz dieciocho años después y después de un sinnúmero de rechazos editoriales. Toda una odisea para una historia que es también testimonio, comunicado, confesión.

      Eliminar
  4. Coincido plenamente con tus impresiones.

    ResponderEliminar
  5. Este libro no es para mi, lo dejo pasar.

    Saludos

    ResponderEliminar
  6. Se nota que lo has disfrutado y que te ha llevado a muchas reflexiones. Estoy viendo muy buenas reseñas así que lo tengo bien apuntadito.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
  7. Había leído otra reseña de este libro y ya me había llamado la atención. Lo tengo anotado. Puede que sea duro de leer, pero me gustan las historias duras siempre que sean interesantes y no se vayan hacia la queja y la autocompasión, cosa que no creo que haga este libro.
    La reseña no es larga. Imagino que es lo que tú has considerado que debías contar y lo que para ti ha sido el libro. La he leído hasta el final y muy a gusto.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  8. Gracias a tí por participar en la lectura conjunta y por esta magnífica reseña.
    Estoy de acuerdo con tus impresiones. Es verdad que es una novela para leer despacio, reflexionando continuamente, da pie a ello. También que las sensaciones que te da el personaje dependen mucho de cómo es cada lector.
    En fin, ha sido una lectura muy interesante, sin duda
    Besos

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Unlimited

Entradas populares de este blog

Me olvidé de mí

Piso para dos, de Beth O'Leary

¿A quién teme el diablo?, de Pablo Palazuelo

La solterona, de Jana Westwood #PremioLiterario2018

Sólo mía, de Elizabeth Lowell (Only #2)

El diablo también se enamora, de Eleanor Rigby

Tan cerca del horizonte, de Jessica Koch

El último día de mi vida, de David Orange #PremioLiterario2018

El hombre fetichista, de Mimmi Kass #retoíntimo

El señor de la guerra, de Elizabeth Elliott